Escribí este post hace muchos meses, pero no lo llegué a publicar, y hoy, pensando en la cantidad de cosas que tenía mi agenda, lo temprano que me he levantado y lo tarde que me acosté y lo poco que he avanzado, se me ha venido a la mente. Cuidar. No remunerado, no visible. Hoy, ocho de marzo, toca seguir luchando por visibilizar una realidad que existe, es algo multifactorial (nos matan, nos ningunean, nos acosan, nos pagan menos…) pero me quiero centrar en el valor que le damos a los cuidados, como suelen caer en el sexo femenino (no siempre, doy fe de ello) casi mayoritariamente y como tienen un valor económico, invisible, pero real. Lo que no se nombra, no existe. Escribo esta introducción con mi bebé al pecho, no se encuentra bien y quiere mimitos constantes, como es natural, ¿impacta que yo deje todo para cuidarla en el PIB? De todas las cosas bonitas que me llevo de las prácticas, una de ellas es esta, aprender a valorar lo que hago, saber que a mis guías les pagan por el trabajo que yo hago sin coste con mis hijas me hace reflexionar muchísimo: Aunque el trabajo que hago con mis hijas implica un coste (el coste de oportunidad de no invertir ese tiempo en trabajo «productivo») creo es una inversión a largo plazo, porque la crianza es mi forma de ayudar a cambiar el mundo.
Os dejo con el post, espero que os haga reflexionar a vosotres también.
Hace unos días estuve en una tertulia organizada por RNE con Laura Baena del Club de Malas Madres, Beatriz Gimeno, diputada de Podemos, y Carolina Dobrzynski, portavoz de la Asociación de Madres Solteras por elección; sobre maternidad, conciliación y mucho más (La podéis encontrar en la pestaña «Medios«). Fue una charla muy agradable, muy enriquecedora y donde fui consciente de que había edulcorado a mis niñas un poco lo que significa ser mujer en el siglo XXI, pero ya le estoy poniendo remedio 🙂
Hace unas semanas que llegó a casa este libro ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?, lo compró Miguel para él y para trabajarlo en sus clases donde intenta dedicar una parte del tiempo al papel de la mujer en la historia, pero sabiendo que me encantaría. Como yo leo más rápido y tengo más tiempo para leer (punto positivo para la lactancia jjiji) se lo intercepté. Y, efectivamente, me ha encantado, no es el típico libro que os suelo recomendar sobre crianza, pero no es fácil encontrar un libro sobre las mujeres y la economía y es por eso por lo que hago esta reseña-reflexión. No es lo habitual que encontráis en el blog, pero espero que os guste.
Es un libro muy ameno, divulgativo más que técnico, y hace una reflexión sobre el papel de la mujer en nuestra economía patriarcal. Hace una crítica feroz al Homo Economicus y señala que el gran pero que se le puede hacer a Adam Smith es que mientras escribía La riqueza de las Naciones y afirmaba que la economía funciona porque todos los individuos buscan maximizar sus beneficios, se olvidó de quien le hacía la cena, su madre, que no lo cuidaba por dinero, ni por maximizar sus beneficios económicos, sino por el cariño que le tenía. Se olvidó que el mundo se mueve también por amor, no solo por dinero.
Parece que los cuidados, que tradicionalmente hemos venido desempeñando las mujeres, no deberían ser retribuidos porque los hacemos por amor, y por eso no se incluyen como trabajo productivo en las estadísticas. Sin embargo, en un estudio canadiense parece ser que el impacto de este trabajo invisible en el PIB era de hasta el 40%. Increíble, lo sé. Se nos dicen que nos hemos incorporado al mercado laboral recientemente, pero siempre hemos trabajado, desde la prehistoria hasta la actualidad. Las tareas domésticas que tradicionalmente hemos venido desempeñado (criar, limpiar, cocinar,…) no parecen generar bienes tangibles y, por tanto, no se incluyen en lo que se considera que contribuye al PIB de un país. Si crías los hijos de otro, si limpias para otro y si cocinas para otro, sí generas un servicio y entonces sí formas parte del bienestar social. Ni siquiera esto ha sido siempre así, las primeras enfermeras eran monjas, no fue hasta la figura de Florence Nittingale que empezó a retribuirse esta profesión.
A lo que se han dedicado las mujeres en los últimos años se ha vuelto algo invisible, solo porque parte de la lógica del amor y no de la lógica económica. Cuando las mujeres por fin se incorporaron «al mercado» ganaban -y ganamos- menos dinero y seguimos desempeñando más tiempo en tareas de cuidados. Para los economistas esto sucede porque como tenemos que hacer más tareas domésticas, estamos más cansadas y en el trabajo nos esforzamos menos, por lo que cobramos menos. Y a la vez hacemos tareas domésticas porque nuestro coste de oportunidad es menor al trabajar por menos dinero. Macabro, ¿verdad?
Katrine Marçal, la autora, no ofrece respuestas sobre como cambiar el modelo, pero si nos hace reflexionar sobre ello. Desde la crisis de 2008 con la quiebra de Lehman Brothers lo que creíamos que sabíamos sobre economía y mercados está en entredicho. Bromea diciendo que si hubieran sido Lehman Sisters no se hubiera producido esa crisis y que de hecho el único banco islandés que se salvo de la crisis de este país fue un banco dirigido íntegramente por mujeres. Quizás esta última crisis sea el empujón definitivo para cambiar el modelo productivo y pasar del Homo Economicus a un modelo más flexible, más proactivo, más eficiente, más de cumplir objetivos que de calentar la silla. Esto se nos da genial a las madres, no podemos seguir siendo invisibles, molestas, incómodas para la economía patriarcal.
Os dejo algunas citas que me han parecido soberbias y me han hecho reflexionar mucho.
Parir niños, criarlos, cultivar el huerto, hacerles la comida a los hermanos, ordeñar la vaca, coserles la ropa o hacerle la cena a Adam Smith para que el pueda escribir la Riqueza de las naciones, nada de esto se considera trabajo productivo en los modelos económicos estándar.
A la mujer se le ha asignado la tarea de cuidar a los demás, no de maximizar su propio beneficio. La sociedad ha contado que no puede ser racional, porque los partos y las menstruaciones la atan al cuerpo y el cuerpo siempre ha sido identificado como lo contrario a la razón.
Pero si la ciencia basada en el interés propio, ¿Cómo puede la mujer encajar en ella? La respuesta es que mientras el hombre ha representad el interés propio, la mujer ha venido a representar el frágil amor que debe ahorrarse y preservarse. Mediante su exclusión.
El principal argumento para no incluir el trabajo domestico en el PIB suele ser que no tiene relevancia, las tareas del hogar siempre serán las mismas en una sociedad. Pero cómo pueden los economistas saber esto si nunca lo incluyen en sus estadísticas.
Las tareas domesticas no son ni mas ni menos difíciles de cuantificar que mucho de lo que se incluye en el PIB. Por ejemplo, nos esforzamos mucho en calcular el valor de los alimentos que un agricultor produce en su tierra pero no pone a la venta. Con el trabajo de casa no hacemos el mismo esfuerzo.
Para defender la idea de que el Hombre Económico es universal, debe introducirse a la mujer en el modelo bajo el presupuesto de que es igual que él. Adelante, aquí tienes los mismo derechos y la misma libertad para competir en el mercado. ¡ Sal y cómete el mundo!
Por eso la mujer tiene que demostrar su valía en un mercado laboral que en esencia sigue configurado según las necesidades de los hombres. Adentrarse en un marco creado por los hombres y para los hombres, a partir de una realidad que excluye a las mujeres. Y esto crea problemas.
Es así como todos hemos venido al mundo. Naciendo de otra persona. Viviendo de esa otra persona, dentro de esa persona y gracias a esa persona. No empezamos nuestra vida en estado de independencia absoluta a partir de la cual se nos presente el reto de hacer relaciones o algún tipo de lazo con los demás. Sin embargo, cuando hemos de argumentar sobre la importancia de la sociedad siempre comenzamos en el mismo punto, en el individuo autónomo.
Hoy en día , la idea del Hombre Económico es una manera eficaz de excluir a las mujeres. Históricamente, les hemos asignados ciertas actividad es y les hemos dicho que deben hacerlas por el mero hecho de ser mujeres. A continuación hemos creado una teoría en virtud de la cual dichas actividades no tienen gran importancia económica. Les hemos dicho a las mujeres que han de personificar ciertas virtudes para que la sociedad del hombre pueda funcionar: cariño, empatía, altruismo, atención. Al mismo tiempo hemos concluido que lo único importante de verdad es la economía
Uno de o problemas del patriarcado es que da lugar a modos de medir la economía que son insuficientes. Y los medios de medición son importantes
La dependencia ha sido vista, durante siglos, como algo vergonzoso. Era algo propio de esclavos y mujeres… Sin embargo, el movimiento obrero redefinió aquello que, hasta entonces se llamaba esclavitud salarial, convirtiéndolo en algo de lo que estar orgulloso…. La mujer , en cambio, no podía hacer aquello, ya que seguía siendo dependiente. El hecho de que para poder ser «independiente» a pesar de trabajar a jornada completa tuvieran que depender de las mujeres para que estas cuidaran del hogar no parece algo relevante para la historia. Igual que Adam Smith olvidó hablarnos acerca de su madre.
«No hay almuerzos gratis» es uno de los axiomas citado a menudo en la ciencia económica. A ello deberíamos añadir «No hay cuidados gratis». Si la sociedad no proporciona servicios de cuidado infantil costeados por todos los contribuyentes, entonces alguien tendrá que dedicarse a ese cuidado de los niños. Ese alguien es en la mayoría de los casos una mujer.
La asunción por parte de las mujeres del rol de cuidadoras es presentada como una elección voluntaria y nuestro razonamiento es que cuando alguien toma una decisión de manera voluntaria tiene que aceptar sus consecuencias. Desde los estados del bienestar escandinavos hasta nuestras economías liberales, todo esta construido alrededor del hecho de que las mujeres desempeñan determinados trabajos a un coste muy bajo
Nos decimos a nosotros mismos que lo que más nos importa en el mundo son las generaciones venideras pero no apoyamos esa supuesta importancia con las inversiones apropiadas.
Dice la autora que Las mujeres hemos entrado en el mundo laboral y los hombres no han entrado en el mundo doméstico. En mi casa no sucede así, pero en muchos hogares sí y es absolutamente intolerable. Supongo que el problema ha venido con que en vez de crear un nuevo modelo económico en el que se tenga en cuenta la diversidad y lo mucho que aporta que así sea, nos hemos incorporado al mundo laboral imitando – o intentando imitar a los hombres-. Y así no funciona la película.
La cuestión es, ¿Cómo podemos retribuir los cuidados sin feminizar aún más la pobreza? ¿Cómo podemos hacer para que dejen de ser cosas de mujeres y trabajar la corresponsabilidad? ¿Cómo podemos estar presentes en las infancias de nuestros hijos sin menoscabar nuestras carreras profesionales?
Llevo varios días pensando y no tengo respuestas, es importante la equiparación de permisos, ¿pero donde queda la protección al bebé, que necesita al principio tanto a su madre? O peor, centramos todas nuestras demandas en permisos paternales y maternales más amplios sin tener en cuenta que sí, que esos primeros meses son esenciales pero los niños nos van a necesitar mucho tiempo, sus infancias son mucho más largas que las de otros mamíferos (ya os hablé de la neotenia y de la necesidad de criar en tribu aquí) y no sirve de nada un permiso más largo si luego te van a criticar por llevar al niño al médico… ¿Cómo damos respuesta a todas las demandas de la diversidad de opciones que podemos tomar las mujeres? Porque yo soy feliz cuidando a tiempo completo a mis hijas pero otra madre puede que no, que desee reincorporarse cuanto antes y en las condiciones que quiera y no hay derecho a que se nos discriminen ni a una ni a la otra. Las dos deberíamos poder elegir de forma autónoma sin depender de otra persona para hacerlo… Creo que la educación 0-3 debe ser gratuita y de calidad (con ratios bajísimas) y también que se debe facilitar que las personas, hombres o mujeres, que quieran cuidar estos primeros años a sus hijos, puedan hacerlo, quizás con excedencias más largas e incentivos fiscales o incluso ayudas por hijo a cargo… Porque debe reconocerse el valor de los cuidados, ya no solo en términos económicos del coste de oportunidad, sino en términos del bienestar de los niños en esta primera infancia que repercutirá el resto de sus vidas.
Pero también, tal y como apunta el libro y yo ya conocía después de leer Freakonomics en la Universidad, es difícil saber el resultado de los incentivos económicos si solo pensamos en términos absolutos, ceteris paribus, sin tener en cuenta la complejidad de los seres humanos. De hecho, en los países escandinavos, de los que estamos a años luz respecto al gasto, o mejor dicho, inversión en la atención a la infancia, también las mujeres viven discriminadas.
Supongo que la clave está en un abanico de opciones que cubran la diversidad, y que en todo caso sean flexibles y reversibles, poniendo especial énfasis en los colectivos más vulnerables. Es la única manera de acabar con este techo de cristal, o de cemento casi, bajo el que vivimos las mujeres. Espero que cuando mis hijas sean madres, si es que deciden hacerlo, todo haya cambiado.
«Qué distinto sería el mundo, reflexiona la economista Julie Nelson en una nota a pie de página, si hubiéramos definido la economía, por ejemplo, como la ciencia que estudia como los humanos satisfacen sus necesidades y disfrutan de los placeres de la vida utilizando los regalos de la naturaleza»
Estamos a tiempo de redefinirla, y el arma más efectiva para cambiar el mundo es la crianza. Un acto político, subversivo y feminista constante, incluso si tú decisión ha sido quedarte trabajando en casa por amor, ofreciendo cuidados no remunerados, ni visibilizados por la economía patriarcal….
¡Os espero en los comentarios!
Brutal el análisis, la historia esta llena de mujeres en la sombra. Hay que dar visibilidad a las mujeres empecemos ya.
Gracias Bei
Me encanta todo! Me quito el sombrero Bei!
Me ha encantado el artículo y me encanta el blog. Muchas gracias por hacernos reflexionar en torno a tantas cosas. Es enriquecedor y nos hace mejores personas y mejores madres. Gracias de verdad.
Excelente análisis! Me has ayudado a comprender algunas ideas que venían dando vuelta por mi cabeza.. te abrazo y te agradezco mucho tus reflexiones.
No podría haber encontrado un artículo que refleje mejor mi angustia como mujer: ¿Cómo encaja una madre en el mercado laboral sin descuidar el cuidado de sus hijos o sin dejar ese máximo tesoro en manos ajenas constantes? ¿Cómo, si las remuneraciones son ridículas? ¿Cómo, si la maternidad no se celebra como la concepción de una vida y una contribución al mundo, sino como una molestia, como un contratiempo laboral?
Gracias! Espero que el mundo eventualmente encuentre una solución a este problema, y también nos incluya como contribuyentes aunque «trabajemos en casa»… Espero que todas busquemos la manera de contribuir a una solución.
Bei, no es peloterismo, pero de verdad me gustan todos estos post q t hacen reflexionar, q t hacen abrir los ojos a este mundo q nos toca cambiar.
Yo no soy muy filosófica ( y si un poco pajarica) y si no me traen estos temas a la puerta de mi casa, los desconozco, los doy por hecho, o peor los ignoro.
No dejes de hacer también estos post, ayúdanos a quitarnos la venda para poder quitar más vendas y cambiar entre todos.
El cambio está en nosotros.
Gracias por darnos tanto
*Deseando q algo una nueva edición del curso DP
Querida Bei,
si te ha gustado este tema te recomiendo mucho mucho mucho el libro escrito por la española Carolina del Olmo «¿Dónde está mi tribu? Maternidad y crianza en una sociedad indivilualista».
La autora hace una reflexión brillante sobre la economía y la sociedad desde su propia maternidad. Ameno, lleno de reflexiones agudas y ejemplos de mujeres y sus opciones.
Lo vas a disfrutar un montón.
Yo también lo disdruto mientras doy de mamar. 🙂
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Es muy complejo y nadie va a encontrar la respuesta de un día para otro… Pero creo que algunas cosas que deberían hacerse es: por una parte, pelear para que mejore la orientación profesional, y que cada uno trabaje en lo que realmente «es lo suyo» (el documental de Punset sobre la creatividad me marcó mucho) creo que es la base para el tema laboral. Una vez cada uno hace lo que realmente le gusta y disfruta con ello, el trabajo no sería tan duro para todos. El calienta sillismo es otra cosa que debería erradicarse… Deberías poder trabajar lo que quieras / necesites, llegas a un acuerdo con la empresa, y listo, más libertad en vez de más restricción, y así las familias podrían organizarse mejor para cuidar a los niños. Los permisos de maternidad/paternidad o las excedencias pagadas y cosas así no harían tanta falta. Y los permisos largos, a mi me parece que los modelos alemanes o finlandeses están bien, tienes el tiempo, y lo puedes repartir, como tú quieras dentro de unos márgenes, aquí en Alemania son 14 meses en total y cada uno puede coger mínimo 2 y máximo 12 meses (pagados, sin cobrar puedes coger lo que quieras hasta 3 años para que guarden el puesto), y si, muchas veces lo cogería la madre, pero en el caso de que ella quiera incorporarse antes, pues o se lo coge el marido parte (y los hay que lo hacen) o puedes estirarlo todos o parte de los meses trabajando pero menos (eso he hecho yo, y tengo dos años de la subvención + trabajar un poquito, puedo estar DOS años con mi hija en casa, para mí es una pasada poder hacer esto…).
“Qué distinto sería el mundo, reflexiona la economista Julie Nelson en una nota a pie de página, si hubiéramos definido la economía, por ejemplo, como la ciencia que estudia como los humanos satisfacen sus necesidades y disfrutan de los placeres de la vida utilizando los regalos de la naturaleza”.
¡Cuánta razón!
Gracias Bei x este post.
Este post ha llegado a mis manos precisamente porque yo y una amiga estuvimos charlando sobre este tema ayer. Y afortunadamente!! porque completa y enriquece muchísimo nuestra propia reflexión, además de sentir que nuestra realidad no es aislada. Sólo un pequeño comentario. Comparto lo expuesto, pero precisamente ayer tras una entrevista de trabajo salió el tema del «agujero negro» en mi currículum. Me explico, llevo unos cuantos años sin trabajar de forma visible. Cómo explicaba que para que mi ese tiempo había sido productivo aunque no remunerado, y por cuenta propia y no ajena. Deberia inventarse el término «madre autónoma» para incluir en los currículum.
Genial, muchas gracias por la reflexión y darnos a conocer el libro!
Genial y acertada como siempre Bei. Sigue así.
Muchas gracias
Buen post! Las cuidadoras esas grandes olvidadas que a los ojos de la mayoría de la sociedad no hacen nada porque no reciben dinero ni contribuyen con nada pero que tantas cosas sacan adelante. Gracias por este post.
Llevó años haciendo esa misma reflexión, desde niña me preguntaba ¿a cuánto dinero equivale el trabajo que hace mi madre en casa? Solo sé que mucho, muchísimo.
La integración de la mujer en el mundo laboral es una estafa. Las madres pueden trabajar sí, a costa del horario escolar de los niños, ¿son los niños los que están «pagando» el derecho de sus madres a trabajar? Pasarse 8 horas en el colegio con 3 años me parece antinatural.
Ayer una amiga me pedía consejo acerca de qué responderle a su esposo que no saca ni la basura porque él trabaja en la oficina y ella en casa (ama de casa), ella no le ayuda a él en la oficina, por tanto él no tiene porque ayudarla a ella en su «trabajo». Hace la comida de vez en cuando, y plancha SUS camisas para la oficina y le dice que ella debería encargarse de ello, de planchar. Él, además de todo, es el que lleva la comida a la casa. Vamos, como en tiempos de la abuela. Él trabaja 8 horas, ella 24. No sé aún qué decirle :/ Creo que él debería ayudarle, pero en qué medida?, que llegue, descanse de su jornada y le ayude?… no sé cómo expresárselo… me ayudáis?
Como yo le he dicho a más de una persona en un caso así: él tiene una jornada laboral de 8 horas (en mi caso oscila entre 10 y 12 horas fuera de casa), tiempo mientras el cual yo estoy haciendo cosas. Cuando él llega a casa, acaban ambas «jornadas laborales» y es a repartir.
Es lamentable que tengas que explicarlo en términos laborales para que la gente lo entienda y, aún así, te hablan de rendimiento, de que no has hecho nada y de «¿a quién rindes cuentas? yo se las rindo a mi jefe», etc
Estamos a años luz de cambiar.
Impecable.
Lo comparto.
Gracias
Una lucidez extraordinaria! Me siento agradecida de haber encontrado tu blog.
Enhorabuena por la reflexión. Tu post me llega a través de mi querida Nazaret con un «seguro que te gustará leerle» y así ha sido. Escribí un libro, que te ofrezco, que recoje mi visualización personal sobre cómo sería si individual y colectivamente eligiésemos darle la vuela a la situación. El título es #lovetopía. El nuevo mundo que llevamos en el corazón. Aquí tienes un extracto que describe un modelo económico alternativo: http://lovetopia.org/es-posible-una-economia-diferente-y-nueva-el-ejemplo-lovetopiano/ El texto completo está disponible gratis en PDF, pero si prefieres papel, escríbeme y te lo hago llegar. De nuevo, enhorabuena y gracias, desde el corazón, por dedicarte también a cuidar nuestros puntos de vista sobre lo económico y el rol de hombres y mujeres
Te leo desde hace poco, he hecho el curso gratuito. Todo a ratitos, mientras doy el pecho a mi pequeñina de cinco meses. Estoy descubriendo y redefiniendo mucho sobre crianza y educación…. gracias por tu aportación. He leído también que te planteas dejar el blog, no estoy muy al tanto de quien o qué te ha llevado a planteartelo pero espero que pesen más comentarios como este y sigas desarrollando tu labor aquí o en otros medios. Abrazos.
Las mujeres que se dedicaban a su casa y su familia lo hacian porque habia alguien que se ocupaba de proveer alimento y proteccion. Hablo del modelo general, de lo que se esperaba, no voy a entrar en situaciones particulares.
Quien tenia mas posibles contrataba personal de servicio que le descargaba de alguna tarea, es decir, el proveedor externalizaba la ayuda a su mujer. A veces la mujer tenia recursos propios en forma de rentas o herencias de su familia de origen.
Decir que los cuidados se hacen gratis es falso: la persona que cuida recibe recursos (casa, comida, dinero) al nivel, en general, de un «socio» en una empresa: la Familia.
En cuanto a reconocimiento social era mayor antes y por eso compensaba y habia mas amas de casa.
Ahora el reconocimiento es mayor para las trabajadoras, ojo, para las asalariadas «normales» porque las que quieren «destacar» enseguida son criticadas si no cuidan lo suficiente, y eso «invita» a elegir…
Ojala cada persona, hombre y mujer, pueda elegir su vida de acuerdo a aquello en lo que se sientan mas valiosos y motivados y que la sociedad apoye estas decisiones.
Gracias, Bei! Correré a comprarme el libro, me has picado la curiosidad jajaja
Ahora en mi casa estamos discutiendo cómo pueden las tareas domésticas generar un impacto en el PIB de un 40% Nos tenemos que poner las pilas en temas económicos jeje.
¡¡Genial reflexión!! ¡Gracias!
Llevo 3 años dedicada a la crianza de mis hijos, lo cual en mi mundillo laboral (investigacion) se consideraria un «suicidio laboral», asi que entiendo muy bien de lo que hablas…maravillosa reflexion. Gracias por compartir.
Hola Bei, como siempre me encanta leerte. Gracias por escribir. Me ayudas mucho a reflexionar. Quería preguntarte por esto que comentas en el artículo: ‘ donde fui consciente de que había edulcorado a mis niñas un poco lo que significa ser mujer en el siglo XXI’ ¿podríais comentar a qué te refieres con edulcorar? Que estaría bien transmitirles desde ya las situaciones de desigualdad por sexo que se producen? Gracias de nuevo.
Uf mucho para reflexionar aquí. Es una idea loca, pero si una madre que se incorpora a su puesto de trabajo paga 300€ a la guardería municipal por la plaza de 8 a 14 de su bebé, plaza que además está subvencionada, quizá sería justo que la madre que decide quedarse en casa cuidando de su bebé reciba esos 300€ al mes por ese trabajo (ya quitamos lo de la subvención restante). Lo hacemos porque queremos, pero eso no debería quitarle valor. Si una persona mayor paga X al mes a la persona que le cuida interna o a la residencia donde está. Si una hija (o un hijo) hubiera dejado de trabajar para cuidarlo, debería cobrar eso mismo. Oigo argumentos en contra que dicen “si claro entonces nadie trabajaría”. Pero no es cierto. Son trabajos duros, que requieren de vocación y capacidad de autocuidarse para cuidar. Igual habría algún jeta que se aprovecharía, pero serían los menos. El tema es… quién le pone el cascabel al gato?