Estamos colaborando con Divina Pastora Seguros, ayudando a difundir su proyecto de Responsabilidad Social Corporativa “La otra Economía”, un proyecto precioso en colaboración con cuatro ONG’s que se centra en difundir que existe otra economía, fuera de números y cifras de resultados, una economía de caricias, concepto ideado por el psicoterapeuta Claude Steiner. Siempre digo que mi forma de criar, desde el contacto, el cariño, la empatía, la comprensión y la conexión, es en cierta manera, mi forma de cambiar un poquito el mundo.
Alguna vez me habéis oído hablar de Emmi Pikler, una pediatra húngara que desarrolló gran parte de su vida profesional en un orfanato. Con su visión de la infancia, cambió por completo las dinámicas y creencias de dicho centro y logró paliar los temibles efectos del hospitalismo. Y es que antes, los niños en los orfanatos se morían, de falta de cariño y de tristeza, un fenómeno que se conoce como marasmo. Los seres humanos nacen prematuros porque nuestros padres pueden cuidarnos, cuando eso falla, nuestra supervivencia peligra.
Ya os hablé hace tiempo del valor de los cuidados en la primera infancia, de lo maravilloso que sería que el mundo pudiera ver el coste de los trabajos como una inversión a largo plazo. Lo que yo no sabía era que este concepto fue desarrollado por Claude Steiner y se basa en la idea de que una “Economía de Caricias”, basada en el amor incondicional y la educación emocional.
María Montessori ya había observado hace casi un siglo que la época más importante en el impacto del desarrollo del ser humano es la etapa de los cero a los tres años, el cariño que demos a nuestros hijos toda su infancia, pero fundamentalmente época los va a construir como personas. El día a día, la prisa, el stress, convierten lo sencillo en complicado y aunque el mensaje de amor siempre está presente, tenemos que asegurarnos de que llega, de que llega de verdad.
Sin lugar a dudas el amor que nos dan cuando somos pequeños marca el resto de nuestras vidas, pero es cierto también que el amor que entregamos a los demás en nuestro camino nos hace ser más felices y, por tanto, más ricos.
Con la práctica de La Otra Economía descubriremos que cuanto más gastemos, más ingresos tendremos y por tanto cuanto mejor gestionemos nuestra otra economía, más felices seremos.
Me apasiona observar a los padres y las madres hablar de sus hijos cuando ellos no están, se les ilumina la cara, a todos, sin excepción, el amor incondicional brilla en sus ojos. Y siempre pienso que me gustaría decirles “Quien tiene que ver ese brillo son vuestros niños, no yo. Esta noche en cuanto lleguéis decidles lo mucho que les queréis y lo importantes que son para vosotros. Que el mensaje que lleváis dentro, les llegue, les llene y les traspase. Que sea una inversión para toda la vida”.
Siempre digo que no crio a mis hijas porque espere conseguir unos ciertos beneficios, no las crio así porque algún día recogeré lo sembrado. No, mi única intención es tratarlas a ellas como me gustaría que me trataran a mí, que es la regla de oro que intento seguir siempre en mi vida. Y, sin querer, estamos practicando una economía de caricias, con muchos apuntes contables de cariño, gastos e ingresos cuantificados en besos y abrazos, con beneficios poco traducibles a cifras, pero si en recuerdos.
Al principio son pequeños y nos necesitan mucho, pero enseguida crecen y el mensaje de amor tiene que seguir llegándoles. Parece que a los adolescentes no les interesa su familia y creo que no es cierto, ahora que tengo el privilegio de trabajar con ellos, lo que observo es que la familia es el ancla desde donde pueden explorar el océano, igual que cuando tenían dos años y se querían soltar de nuestra mano y tomar sus propias decisiones.
Somos su ejemplo y también su luz y lo único que necesitan es nuestro tiempo, todo el que podamos darles, que en cada caso será distinto, y todo el que podamos tomarnos también para nosotros, porque no podemos cuidar, sin cuidarnos.
Ahora mismo cada segundo libre que tengo lo dedico a autocuidado, pero siempre he dicho que me encantaría hacer labores de voluntariado, por eso os presento las cuatro iniciativas de voluntariado que nos proponen desde Divina Pastora. Espero que algún día pueda llevarlas a cabo y también espero haber podido inspirar a estas personitas que duermen ahora mismo junto a mis brazos para que hagan tareas todavía más grandiosas, si lo desean, porque mis hijas, en el fondo, no son mías, son de ellas mismas.
Las iniciativas son:
CRUZ ROJA ESPAÑOLA: Necesitan voluntarios para colaborar en la enseñanza de castellano para integrar a personas refugiadas adultas y que puedan ser parte de nuestra sociedad.
DOWN ESPAÑA: Necesitan voluntarios para acompañar a personas con Síndrome de Down en viviendas de formación, talleres o actividades.
FUNDACIÓN CODESPA Necesitan voluntarios para ayudar a campesinos sin recursos en América Latina y África. Este nos queda un poquito lejos pero sin duda es un proyecto que cambia vidas.
BANCOS DE ALIMENTOS Necesitan voluntarios a partir de Octubre del año que viene para atender los puntos de donación habilitados en hipermercados, supermercados y tiendas de alimentación o centros educativos. En mi universidad lo hicieron la semana pasada, fue precioso.
¡Espero que estéis pasando unos magníficos días de fiesta con vuestros peques!
*Gracias a Divina Pastora por confiar en este blog.
Maravilloso el concepto de economía de las caricias. Gracias por el post Bei
Precioso. Gracias por compartir tanto
Leí sobre la economía de caricias en el blog pequefelicidad y me encantó. Qué interesante difundir estas propuestas.
Precioso, me ha encantado.
Qué inspirador sentir que otros sienten como tú!!!Me ha emocionado leer mis pensamientos escritos por ti y aunque nunca había escuchado el término «economía de caricias» aquí practicamos mucho lo de darnos amor a todas horas.Gracias
Muy inspirador, gracias como siempre.