¡Hola! Hoy me gustaría hablaros de bicis sin pedales, siempre que pongo alguna foto o algunas stories en Instagram, me preguntáis por ellas, las de las niñas son de metal, las más baratillas que encontramos, pero hay de todos los modelos y precios, con sillín regulable, de madera… La gran ventaja de estas bicis es que los niños y las niñas aprenden a mantener el equilibrio antes de aprender a pedalear, así que el paso a la bici sin pedales suele ser mucho más natural.

Nota: El caso de Emma no está todo lo bien ajustado que podría 🙂

En el caso de Abril no fue así, a ella le gusta seguir sintiéndose segura con los ruedines y nosotros tampoco le hemos apresurado, pero conozco muchos niños que pasan de bici sin pedales a bici de pedales, en cuestión de días ¡o incluso horas!

Sin embargo, lo realmente importante, no es cuantificar el tiempo o lo rápido del proceso, lo que a mí me resulta más valioso de estas bicis es como los niños pueden experimentar con su propio cuerpo. Recuerdo la primera vez que mi hija mayor se montó en una bici, le encantó, era heredada de mi prima, así que estaba muy contenta y se sentía muy mayor, esa sensación le duró poquísimo, enseguida se dio cuenta de que pedalear no es tan fácil como parecía. Y fue entonces cuando nos informamos (y fue gracias al blog, de hecho, qué bonito poder devolveros algo <3) y le compramos su bici de pedales. Le encantó, ya había tenido triciclo, pero con la bici ganó mucha autonomía.

Cuando Emmita cumplió cuatro años, le compramos la misma bici, pues Abril la seguía usando y creo que fue uno de los mejores regalos de su vida, también le gusta mucho el patinete, pero con la bici va más rápido y sobre todo, sentada jiji o eso me dicen mientras escribo el post.

Eso nos permite también recorrer grandes distancias y cuando salimos al campito y se empeñan en llevarla a pesar de que el terreno no lo va a permitir, es una nueva y bonita oportunidad de solucionar conflictos 🙂

Os cuento las ventajas que le veo a este tipo de bicis, además de que va a facilitar que no se produzca el paso intermedio por los ruedines como ya os he comentado, facilita la autonomía de los niños, son más ligeras, el proceso de aprendizaje es casi instantáneo -en línea recta jijij- y los niños pueden seguir nuestro paso sin cansarse. Además facilita el sentido de equilibrio y la propiocepción y también ejercitar las extremidades superiores antes de intentar pedalear, que supone un gran esfuerzo para niños chiquitines.

También son más sencillas, muchas no tienen frenos en el manillar, sino que son los propios niños los que controlan el movimiento con sus mismos pies. Su sentimiento de pertenencia también se ve fortalecido, usa exactamente la misma bici que sus padres o hermanos mayores, al menos esa fue la sensación que tuve con mis pequeñas, aprender a bajar cuestas, girar y frenar ante un badén u obstáculo fueron además aprendizajes muy naturales y significativos para ellas.

Vega ya empieza a querer usarla, en cuanto crezca un poquito supongo que empezará a usarla de forma natural, es la más locuela de las tres, así que nos tocará tener mil ojos XD Realmente es otra ventaja de este tipo de bicis, le permiten valorar el riesgo (por supuesto como adultos tenemos que vigilar que sean riesgos asumibles).

En este post de facebook podéis leer más experiencias – cada niño es un mundo y lleva su ritmo-, sobre las bicis, sobre marcas, modelos, hay algunos que permiten después poner los pedales, así que quizás sea una buena inversión

¡Espero que os sea útil! Felices sueños 🙂