Apúntate a mi Newsletter y recibe la lámina exclusiva de Emociones de Educando en Conexión.

 
Me preguntáis mucho como consigo que mis hijas adoren los libros, no tengo respuestas, a lo mejor devorarían libros aunque no tuvieran ni uno solo en casa, como Matilda, pero hoy os traigo mi forma de ver el asunto desde mi dilatada experiencia (ejem ejem de tres años), me encantará retomar este post dentro de otros 10, seguro que lo veo distinto… En casa leemos mucho, muchísimo a las peques,- supongo que son efectos colaterales de no poner la tele, ni que vayan al cole, y de lo poquito que duermen jeje-, así que ahí va mi lista de “trucos” para que logréis las tres palabras mágicas: ¡Cuéntalo otra vez! Ohhhh esas tres palabras tan divinas, no hay control de error más lindo, bueno sí, si lo acompañan de aplausos y/o besos.


1. Elige el momento adecuado.

A Abril le encantaba desde bebé leer en la cama. Emma lo ve como una forma de dormir (aún) menos horas jeje así que durante meses se me hacía muy duro leerlas a las dos a la vez, muchas veces acababa en conflicto. Si Emma quiere estar en los cuentos nocturnos puede si sigue las «normas», si no se tiene que marchar con Papi. Vamos haciendo ajustes, que ella sujete el cuento y que sean primero los más cortitos y teatreros, y cuando se cansa se va a jugar y puedo continuar “los de mayores” con Abrili. Con Emma funciona muy bien leer de día, que nos sentemos las tres en la mesa, así es capaz de mantener la atención mucho rato. En casa no hemos estipulado la hora del cuento por la noche para que se duerman -Emma se duerme con musica y Abril con mimos mientras me cuenta su día-, y la mayoría de los cuentos los leemos por el día, en la mesa del salón o en el suelo. De hecho, algunas noches no leemos, aunque también hay noches que hemos llegado a leer un par de horas seguidas en la cama.  Yo me adaptó a lo que ellas demandan, junto con mis limitaciones 🙂

2. Elige el lugar adecuado
Directamente relacionado con el anterior, no leas si hay mucho ruído de fondo, si está la tele o la familia hablando. Seguramente cuando sean más mayores desarrollaran la capacidad de abstraerse en un buen libro, pero cuando son muy pequeñines necesitan poner toda su atención en lo que les contamos, así que es una buena idea elegir un lugar tranquilo, sin ruidos. El mejor lugar son tus brazos 🙂   Y luego aparte ellas tienen su mini biblioteca y leen en su mecedora o en nuestra nueva silla giratoria en el salón 🙂

3. Fomenta que participen
Haz preguntas, no como si fuera un examen de lo leído, eso es contraproducente, sino para que se metan en la historia, ¿Y qué crees que pasara? ¿Qué crees que hacen estos niños? ¿Te ha gustado? Cualquier pregunta que se te ocurra es buena 🙂 Anímales a que te pregunten ellos también y no temas decir “pues no tengo ni idea, habrá que preguntárselo al escritor” cuando se les ocurra algo difícil de contestar o imaginar nuestras propias alternativas…

4. Lee con ellos desde que nacen ¡o incluso antes!
Nunca es demasiado pronto para empezar a leer, de hecho mi admirado Dr.Seuss tiene un libro para leer a los niños en el útero “Oh baby the places you’ll go”. Escuchar nuestra voz tanto en la gestación, como en la exterogestación (0 a 9 meses), como en el resto de su infancia, les tranquiliza. Y si encima desarrollamos su pasión lectora…¡no hay razones para no hacerlo!

Si estamos leyendo Emma y yo solas, podemos pasar las páginas rápidamente y saltarnos cosas (incluso con Abril a veces no le importa si el libro le tiene muy “visto”). Y por supuesto, ella misma hojea los libros, si de repente desaparece es por tres cosas: Buscar comida, echar toallitas o papel higiénico al wc o leer sus “quentos”. Desde el añito pasaba las hojas finas con una soltura increíble y salvo un par de excepciones, no rompe los libros (que por otro lado es algo normal en su desarrollo, sólo tenemos que vigilarles y en caso de que lo hagan explicarles con amor porque no podemos dejar que destruyan los cuentos). ¡Nunca subestiméis a los peques! Y leerles por placer no sólo para que se duerman 🙂

5. Pon los libros a su altura.
Es esencial para desarrollar el habito lector que los niños tengan libros y además que los tengan adaptados a sus edad (cuentos blanditos para recién nacidos, tapas duras para los pequeñines y cuentos de pocas páginas para los prelectores, por ejemplo) y además a su alcance. De lo contrario, no serán autónomos para elegirlos (siempre podrán pedirnos ayuda, pero eso les resta cierta autonomía). Una mini biblioteca a su altura es una inversión muy pequeña para un gran placer. Os enseño la nuestra aquí

El grueso de los libros está en nuestra biblioteca de pasillo que os he enseñado más veces 🙂

6. Déjalos elegir.
Directamente relacionado con el anterior, para formentar su interés por la lectura es esencial que puedan decidir que les apetece que les leamos – o que ellos mismos hojeen-. Para que puedan elegir lo mejor es hacerles el carné de la biblioteca desde que son más pequeñitos. Las niñas a veces cogen libros que ni por lo más remoto erigiría para ellas, pero lo respeto. Como siempre, debe primar la empatía, a mí no me gustaría que me dijeran que libro tengo que leer (uno de los grandes fallos del sistema educativo es este) y con los niños pasa igual. Ni que decir tiene sobre los libros de hadas y duendes, que desde la perspectiva Montessori no son deseables, y sino fuera por nuestras visitas a la biblioteca, ¡no entrarían en casa!

 

7. Se flexible
La flexibilidad es una de las habilidades más útiles que desarrollamos los padres. Debemos leer les por placer, no es necesario que terminemos todos los cuentos, ni que leamos todas las páginas, ni que empecemos por la página número uno. De hecho ni siquiera es necesario que lo leamos, podemos simplemente utilizar las ilustraciones para contar lo que nos parezca, siempre con “Érase una vez y Colorín colorado”. Cuanto más pequeño es el niño, mayor flexibilidad necesita.

8. Repetición
A los niños les hace sentir seguros repetir los mismos cuentos una y otra vez, de hecho si les regaláis un libro nuevo, se producirá (con suerte) un entusiasmo inicial, para volver a los libros de siempre hasta incluir el “nuevo” en los libros preferidos. Esto es perfectamente natural, incluso se podría decir, tal y como figura en este artículo, que no es necesario que tengan muchos cuentos, sino que sus padres les contemos en repetidas ocasiones sus preferidos (Articulo original aquí )

9. Limites, si por favor
En el otro lado de la moneda está la obsesión por contar el cuento de Campanilla, las hermanas de Frozen o Hello kitty una y otra vez. Directamente relacionado con su libertad de elección, si accedemos a que elijan sus propias lecturas pero somos nosotros los que tenemos que leerlas, podemos y debemos poner los límites que consideremos. Yo no leo libros con faltas de ortografía y los que no me gustan sólo los leo una vez al día. Nunca se han enfadado conmigo por esto, aunque alguna vez he recibido alguna mirada de desdén en plan “no tienes ni idea de literatura mami”. Igual que os conté que yo no jugaba a barbies, tampoco quiero que malinterpreten mi hastío con un libro concreto y lo confundan con que no quiero leerlas. Sinceridad ante todo, además siempre pueden simplemente hojear ellas mismas los libros una y otra vez 🙂

Confesión híper secreta: Alguna vez he fingido dormirme para no leer más cuentos (cuando superan ya los dedos de las manos y las manecillas del reloj han sobrepasado la hora de Cenicienta), algunas veces lo he fingido tan bien que me he despertado a la mañana siguiente. ¡Mis niñas perdonadme cuando leáis esto! XD

10. Se creativo

No leas, cuenta un cuento: Voces agudas y graves, gestos, saltos, canciones, caras, teatrillo, máscaras, títeres… No te limites a leer en un tono monótono. Cuenta, vive tu cuento. Hay un taller precioso de mi amiga Cristina Saraldi que estoy loca por hacer “Siente tu cuento”. Los cuentos sin texto son geniales para esto, porque facilitan que nuestra imaginación vuele y utilizamos el libro como soporte y no como guión. Hemos comprado un palo de lluvía y un “trueno” para escenificar los cuentos… ¡Probadlo!
Otra buena idea es realizar actividades a partir del libro, actividades divertidas, lúdicas y nada memorísticas o repetitivas, como las que proponen cada mes desde My little Book Box.

No me gustaría terminar sin hacer un apunte respecto de la lectura en otros idiomas, que me habéis preguntado más de una vez. Cuando los padres hablamos bien otro idioma podemos decidir, sobre todo si somos nativos, hablarles en ese idioma todo el tiempo. Aunque hablo bien inglés y a diario, no me sentía cómoda con esa opción, porque creo que el lenguaje con los bebés debe ser principalmente afectivo. Mi opción fue por el contrario transmitirle mi amor por el inglés, canciones, rimas y cuentos no han faltado en casa desde que nació Abril. Con esta canción las he dormido intentado dormir fracasado estrepitosamente intentando dormirlas desde que nacieron.

Tuvimos un pequeño parón hace unos meses, cuando se dio cuenta de que las palabras que leíamos formaban un código y en inglés no lo entendía. Así que he estado mucho tiempo leyendo una página y traduciendo. Desde hace nada hemos vuelto a leer cuentos enteros en inglés. Si le preguntas como se dice una palabra en inglés no va a contestarte, pero cada día entiende por contexto más y más. Soy especialmente flexible y por supuesto traduzco si no lo entiende o se pierde, hago más pausas, más vocalizaciones, más gestos, la invito más a participar, a señalar, a tocar. Y con orgullo tengo que decir que le encanta.

Respecto a los niños más mayores, tampoco dejes de leerles sólo porque ya sepan leer. Hasta que ellos no quieran más, no dejes de leerles, puede que puedan leer pequeños cuentos con 6 o 7 años, pero aún les queda placer lector con sus padres, se me ocurren libros como Alicia en el País de las Maravillas, Matilda (bueno cualquiera de Roald Dahl, ya os conté que guardo mi colección como un tesoro), la saga Harry Potter, El principito, Tom Sawyer o Peter Pan, que son ideales para leer un capitulo por noche.

¡Ah! y no te olvides de predicar con el ejemplo, asegúrate de que tus hijos te ven leer tooodo el tiempo. Los que me seguís hace tiempo sabréis que soy una enamorada de la literatura infantil, me encantan los álbumes ilustrados, me apasionan las rimas divertidas, los versos sencillos, las ilustraciones deliciosas, me transportan a mi infancia, tratan temas igual de importantes que los del mundo adulto, hay moralejas y comportamientos a seguir y evitar y me puedo reír a carcajadas junto con mi niña, lo que sería imposible con libros de adultos. Una de las mejores cosas de la maternidad ha sido volver a enamorarme de la lectura en papel, ¿No os pasa igual? Nunca dejéis de soñar tesoros de papel.

¡Feliz lunes!

 

¡Espera un momentito!

Suscríbete a la newsletter para descubrir contenido exclusivo y ser de las primeras personas en enterarte de todo lo nuevo 🙂

Bei M. Muñoz será responsable por tus datos, se enviarán a Mailrelay, para enviar boletines con información, novedades, promoción de productos y/o servicios propios o de terceros afiliados quienes me aseguran cuidar tus datos personales, no cederlos a nadie, y respetar todos tus derechos. Tienen sus servidores en Estados Unidos y están suscritos al protocolo Escudo de Privacidad. Podrás darte de baja en cualquier momento y ejercer cualquier derecho que tengas relacionado con la protección de tus datos según se describe en mi política de privacidad.

 

Pin It on Pinterest

Share This