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A finales de año me planté en Castellón a dar un curso, en el espacio de mi compi Sandra de Espai Els Bessons, y antes de empezar, me quejé durante cinco minutos. Yo intento vivir en el agradecimiento, pero a veces mis hormonas del ciclo me poseen y empecé a darle candela a Sandra, que yo creo que pensó que estaba loca. Hasta que dije, “ya me he desahogado” y sonreí y me puse a preparar lo necesario para el curso XD Una de las quejas era “Y hemos pasado las navidades con la familia y han sentado a Lola y ahora no quiere explorar y solo quiere estar sentada”.


Muy habitual. ¿Por qué no se respetan nuestras decisiones? Porque a los abuelos y abuelas de nuestras criaturas les parecen una mierda. Tenemos dos opciones, aceptarlas y ser asertivos y a la vez luchar las batallas y enfocarnos en lo muchísimo que aportan a la vida de los seres que más queremos. O no. Y alejarnos e influir de una manera negativa en su relación abuelo-nieto.

Yo elijo la primera como bien sabréis. Y mi nivel de tolerancia es bastante alto. Salvo que ponga en peligro mi comodidad, porque como suele ser habitual, Lola, una vez había descubierto las bondades de la posición verticalizada, ya no quería más suelo, suelo que, por otro lado, y seguramente por eso iba “retrasadilla” respecto de las expectativas ajenas, porque pasaba del suelo como de la peste. A ella le gustaba estar en bracitos, un buen lugar por otro lado XD

Total, que en ese proceso andaba en diciembre, en enero, Lola se estaba sentando sola. Con mucho mimo y mucha empatía, empecé a animarla a estar más en el suelo, pedí colaboración a las niñas, y si lo pedía, la sentábamos, pero procuraba tomarla en brazos enseguida para mirar alguna planta o alguna flor o algo de casa, para volver a dejarla sobre el suelo en postura inicial. Cada vez iba reclamando estar sentada menos tiempo, cada vez un poquito más y hasta finalmente querer estar siempre en el suelo de nuevo. Y en unos pocos días, llegó por si misma a esa postura.

Es importante respetar el desarrollo normal de los niños y niñas porque el movimiento libre les permite expresarse y construir sus propios aprendizajes. Pero también es importante respetar y acoger las emociones, pensamientos y decisiones de nuestros pequeñines.

No sentar a los bebés es algo para mí esencial en sus hitos de desarrollo. Con Abril sabía que era importante, pero no trascendental y ante la misma actitud de los abuelos, no tomé la misma decisión. Gateo apenas y ahora tiene problemas de lateralidad. No es nada grave, pero podíamos haberlo evitado. No me siento culpable, y con sus hermanas, ya muy conscientes de la importancia de respetar el movimiento libre, hemos actuado de otra manera.

Os cuento esta historia porque a raíz del post de ayer, varias personas me preguntaron, “ya la he sentado y ahora qué”. Y creo que puede serviros mi experiencia.

Sobre movimiento libre y respetar hitos de desarrollo hablo en mi curso Montessorizate Uno (Filosofía Montessori aplicada al hogar) y sobre cómo crear un espacio donde pueda producirse en mi Montessorizate Dos (ambientes). Ahora mismo, como sabéis está en promoción junto con un pack de 46 cursos más, uno de ellos, es el de Movimiento Libre de Romina, que ya os he mencionado alguna vez en el blog o redes y que merece verdaderamente la pena, un pdf de más de cien páginas y varios videos. Si lees esto después de que termine la oferta del Bundle, el martes, te animo a que te lo compres porque creo que es algo muy importante para los niños y las niñas.

¿Habéis tenido situaciones de este tipo? ¿Sabías que sentar a los bebés no era lo mejor para su proceso de aprendizaje? ¿No gatearon y ahora notáis las consecuencias?

¡Espera un momentito!

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