¡Muy buenas! Hoy te quiero contar algo muy importante para mí : VOLVEMOS A DAR TALLERES PRESENCIALES.
El viernes estaba tan nerviosa o más que la primera vez, hace ya, ¡casi 8 años! Pero pasados los primeros minutos, fue como volver a estar en CASA.
Fue muy bonito encontrarme con compañeras, colaboradoras, amigas y antiguas alumnas (casi todo a la vez muchas de ellas XD).
Ayer entrenamos habilidades emocionales juntas. Nos reímos mucho, bailamos, nos movimos, conversamos, reflexionamos y sobre todo jugamos. E inevitablemente al jugar, aprendimos. Sin darnos cuenta.
La inteligencia emocional no nos viene dada por genética o personalidad, tenemos todos y todas toda la potencialidad, toda, todita, solo necesitamos oportunidades de que pueda desarrollarse.
La educación emocional no significa reprimir emociones para premiar la calma, ni clasificar en buenas o malas, ni usar caritas para premiar/manipular a las personitas (o su vertiente moderna en forma de app).
Educar significa sacar de dentro hacía fuera, poner el foco en toda la potencialidad que tenemos dentro.
Educar no significa meter dentro, sino construir puentes para que la propia persona pueda ser dueña de su propio camino y a la vez ponérselo un poquito más fácil.
Educar con inteligencia emocional no significa solo tener recursos y herramientas para poder comprender y regular nuestras emociones, sino también darnos cuenta de que en ocasiones no nos va salir cómo nos gustaría.
Darnos cuenta y honrar nuestro camino, sin culpa y con responsabilidad.
Y ambas cosas fueron el eje del taller. Taller que no es principio y final, sino que nos reuniremos 8 semanas más, porque en mi experiencia, el subidón del taller se pasa rápido y si no practicamos estamos más cerca del punto de partida, pero con más desaliento al saber lo nocivo que es para nuestros hij@s ciertas cosas que tenemos normalizadas.
Llevo meses preparando este taller y semanas terminado de crear materiales que presentamos este sábado, así que imaginarás que estoy en una nube 🙂
Me llevo en el corazón la ronda final en la que compartimos lo que nos llevábamos de la experiencia, tanta gratitud es un regalo maravilloso.
Me encantará compartirlo contigo.
¿A qué ciudad quieres que vayamos? Cuéntame o apúntate aquí a la lista de espera preferente.
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