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Hoy voy a escribir un post que me habéis pedido muchísimo, el secreto de como me organizo.  Es sencillo, no hay ningún secreto 🙂 Siempre lo pospongo porque no acabo de ver que puede tener de interesante, pero mi amiga L. -una amiga de esas que no has visto jamás pero te llevan acompañando años desde el cariño en la distancia- me lo pidió y se lo regalo por Navidad 🙂 Supongo que por la época en la que vivimos, puede parecer por lo que aparece en RRSS que soy una especie de supermamá que llega a todo y nada más lejos de la realidad, no llego a todo, pero mi prioridad a día de hoy son las niñas. No tenemos mucha ayuda externa, ni para cuidarlas, ni tampoco doméstica. Por suerte la casa tiene el tamaño justo de equilibrio entre lo que podemos limpiar y el espacio que necesitamos para estar cómodos.

Ya os conté en este post que no es en absoluto así, pero bueno hoy va un resumen de cómo nos organizamos en casa. Tiene poquísimo de idílico, pese a lo que pueda parecer, incluso los fines de semana me desconecto de RRSS porque no soporto ver como el tiempo de ocio familiar de los demás sin ponerme triste.

Me preguntáis como nos organizamos con el homeschooling, pues realmente más que homeschool, hacemos unschooling, primero porque son bebés de teta casi y segundo porque considero que es lo más beneficioso. Tienen varios ambientes preparados por la casa: La minibiblioteca para leer cuentos, el salón para juego simbólico, en su habitación-cuarto de juegos tienen los materiales Montessori  en una estantería y otros materiales estructurados o desestructurados (construcciones principalmente) en los módulos Trofast, y en el despachito la mesa de luz y rincón de arte y creatividad. También tienen un espacio preparado en la terraza que usan muchísimo también ahora en invierno (es que son calentívoras  :P)

También hablaré la logística, lo he contado más veces, pero lo cuento de nuevo. Macho Alfa es profe de secundaria, trabaja todas las mañanas y también las tardes de martes y jueves. Sin contar reuniones de departamento, de preevaluación, de evaluación, claustros y tutorías. Una locura, luego la gente se queja de los 2 meses de vacaciones de los profes… Yo trabajo todas las tardes, menos las que él trabaja, que las libro gracias a doblar los fines de semana (dos al mes). Esta organización supone una locura que a veces parece que va a acabar con nosotros y me dan ganas de pedir un cambio de turno, trabajar de 8 a 12 de la mañana y escolarizar a las niñas. Pero enseguida se nos pasa y creemos que la infancia sin prisas que están teniendo merece y mucho la pena.

 

La logística implica que salvo 4 días al mes, siempre uno está sólo con las niñas, M.A. intenta sacar tareas sencillas adelante y las de más concentración las hace de madrugada. Esa es la realidad, si hay alguien biónico en esta familia es Macho Alfa, que a veces se acuesta a las 3, se levanta a las 7 y en las cuatro horas que duerme, rellena un par de biberones para Emma. Y cuando mamá no está en casa sigue dándoles mini clases de geo e historia, construcciones estupendas o mil juegos.O si rara vez queda con sus amigos, se lleva a las niñas a todas partes 🙂 No hay papá más implicado, el día que estoy escribiendo esto, se acostó cuando yo me marchaba a trabajar, corrigiendo.

Yo intento adelantar trabajo en casa con ayuda de las peques (Abril ayuda mucho pero Emma más bien desayuda jeje). Limpiar, cocinar, tender, doblar ropa y ordenarla, TODO lo hago con ellas. Me preguntáis si editar fotos y escribir en el blog lo hago mientras ellas duermen. Son unos buhitos que duermen 8 horas como mucho y yo no puedo desperdiciar un segundo de su sueño salvo en la prioridad número dos de nuestra vida, tiempo de pareja. Yo edito fotos con Abril (¡mami ponla más rosita!) y a veces escribo el blog con ellas, eso implica escribir con una en el regazo y otra en los hombros. ¡Todo un reto! A veces también saco algún ratillo en el trabajo y los temas y estructuras de los post, así como las actividades nuevas que hacemos en casa, las pienso en el transporte público (en el que paso entre 2 horas y media y tres horas al día), igual que leer libros, ver vídeos o hacer cursos de fotografía o blogging. Me invitan a eventos pero me es imposible ir con ambas, ni mucho menos sola. Me siento bloggera de palo, pero aún así me gusta mantener este espacio gracias a vuestros comentarios.

Más que contar lo que hago, creo que es más útil contaros las cosas que no hago como madre:

No juego a barbies, ni a playmobils, ni a mamás y papás. Si me lo piden, puedo tomarme una sopa de barro, comiditas imaginarias o dejar que me cuiden si quieren jugar a médicos. Ni propongo, ni intervengo, ni dirijo su juego, me limito a observarlas, a veces con una taza de té en la mano (placer absoluto),  a veces mientras adelanto trabajo de la casa…  No me siento cómoda jugando y siento que las niñas notan que me quiero escaquear enseguida y  no quiero que malinterpreten que no quiero estar con ellas en vez de que me aburro jugando, así que hace muchísimo tiempo que decidí dejar de hacerlo, pero si hacemos construcciones con bloques y lego.

No tengo pánico a que se aburran. De hecho se aburren muchísimo, y de ese aburrimiento se inventan unos juegos o unos materiales sorprendentes. Dejándoles que se aburran, desarrollan la autonomía, la creatividad, la imaginación y es de donde surge realmente el juego libre, clave para la infancia. Eso no significa que si un día me dice Abril que esta aburrida le diga «comprate un mono, un burro, un piojo y chupale la sangre» o cualquier comentario de aquellos que odiaba en mi infancia. Si me lo piden, nos inventamos algo juntas, pero no sale de mí, sino de ellas 🙂

No pienso me martirizo por el estado lamentable de limpieza y orden de mi casa, ni dejo de hacer cosas con ellas porque vayan a ensuciarlo todo. Al revés, limpiar después es parte del aprendizaje.

No tengo rutinas. En línea con lo anterior, yo no propongo nada. Ellas deciden en que ambiente quieren estar y yo las acompaño. A veces me dice Abril “mami hacemos una actividad” y tanteo que le puede apetecer y o bien lo hacemos o bien lo pospongo si en ese momento no podemos hacerlo.

No intervengo en sus peleas salvo para acompañarlas a la mesa de la paz. Os expliqué aquí su funcionamiento, y aquí, y aquí, os explique como veo yo los conflictos maternales

No me acuesto la noche anterior preparando las actividades del día siguiente. Esto sería muy absurdo porque no sé lo que les va a apetecer el dia siguiente y además creo que es incompatible con tener dos niñas poco dormilonas y un trabajo, aunque sea a media jornada.

No espero que recojan como robots, ni mucho menos las obligo,  pero si les pido que recojamos juntas los juguetes cuando terminan con ellos o antes de comer/cenar. Negociamos mucho , cantamos clean up, y, aunque me duele reconocerlo, el peso recae en Abril más que en Emma. A veces nos enfadamos –es muy frustrante recoger y a los 10 segundos que parezca Bagdag-, pero procuro verlo como una oportunidad de desarrollar su empatía y mi paciencia. Empiezo a recoger y pido ayuda, Abril ya sabe que si recogemos juntas tardamos menos y luego tengo más tiempo para ellas, y siempre me echa una mano. Bueno casi siempre, a veces no tiene ganas, lucho con la madre malota mentalmente para no decirle nada desagradable, ni manipulador. Cada día la tengo más calladita en mi interior.

No les pongo la tele, ni les dejo la tablet. Con dos excepciones: Vemos dos películas, en familia, a la semana, que solemos coger de la biblioteca o de nuestra colección de Ghibli; y pueden usar Abril el móvil para usar un par de programas (Vsco cam para editar fotos y Kid doodle para dibujar) de forma muy controlada. También sabe usar el Whatsapp para mandar dibujitos y audios a la familia y a los hijos de mis amigas (que son como familia básicamente). Esta es mi opción y no espero que la comparta ni entienda todo el mundo, pero por favor respetadla. Hay una tercera excepción que no voy a confesar por aquí XD Peppa Pig Power XD

No critico lo que hacen durante el tiempo que no estoy (o al menos intento no hacerlo jejeje). Confío 100% en su padre y en su forma de hacer las cosas y aunque yo no haría lo mismo en la misma situación lo respeto.  Incluso me parto de risa cuando le oigo decir “Emma ahora desayunamos granola y esta tarde le pedimos a papi un sándwich de nocilla” y como su hermana le responde «Valeeeeee illa tarde papaaaaaa» o me cuenta que han estado viendo Peppa Pig con el móvil mientras papá trabajaba en casa. Agradezco la suerte que tienen de tenerle en casa disponible para ellas y valorar que él si juega a playmobils y barbies.

No me fustigo (la mayor parte del tiempo, a veces si, pero cada día menos). Sí, soy la madre que olvido tres veces seguidas la cita para vacunar a Emma y cuando por fin la vacunó, encontró el librito de salud en el carro, lleno de una sustancia que esperamos que sea agua y lleva unos días sobre el radiador. Soy la madre que a veces se olvida de que no tiene comida y saca unas salchichas para comer. Soy la madre que pierde cosas constantemente y que no podría vivir sin su hija de 3 años con memorión fotográfico. Soy la madre lactivista que conoce lo que es estar a punto de abandonar, no una, sino dos lactancias y la que tuvo pensamientos suicidas en el trastorno del sueño de Emma. Ah y que a las dos ha empezado a destetarlas antes de los dos años que recomienda la OMS (y para más inri siguen tomando teta ambas :P)  También la que pisa una peluquería dos veces al año, lleva las cejas sin depilar, los pantalones siempre caidos y el último momento romántico que tuvo fue ir a comprar un paquete de garbanzos de la mano de su amado. Una malamadre y malaesposa en toda regla, pero me gusta ver el lado bueno de las cosas y pensar que también soy la madre que:

– Puede contar hasta veinte cuentos del tirón, con voces, gestos y hasta saltos… volteretas ya no que estoy mayor.
– Hace un pintacaritas un martes a las 9 de la mañana porque les apetece a las peques ¡y deja que le pinten a ella! Y también trenzas laterales como la de Elsa de Frozen mientras da teta a Emma.
– Se va sin comer al trabajo un día porque las niñas querían hacer una actividad y no quería interrumpirlas
– Aguanta las miradas insalvables y las críticas porque la sociedad no tiene el mismo concepto de “calentivoras” que sus hijas. Y las defiende siempre, aunque por dentro este refrenando las ganas de ponerle una bufanda a traición.
– Se hizo vegetariana en parte porque su hija no quiso comer más animales y la acompaño en su conflicto interno cuando decidió que volvía a comerlos porque estaban muy ricos.
– Se pone tres pares de calcetines y ocho capas de ropa y sale a la calle a pisar charcos cuando lo que necesita es sofá y mantita. La calentivoridad no se hereda parece ser.
– Enumera  a diario las ventajas de tener un arenero para justificar a MachoAlfa que la terraza sea el desierto del Gobi.
– Hace fotos sin parar, procurando no interrumpirlas, para que de mayores conserven estos recuerdos. Y algún día hará álbumes (y hasta conseguirá imprimirlos). Algún día 😛
– Les anima a que cocinen siempre con ella aunque suponga limpieza general varias veces al día.
– Las achucha sin perder (mucho) la cordura cuando dan malas noches y las acompaña pacientemente (más o menos) el tiempo que tardan en dormirse ¡en la cama familiar!
– Se ducha con dos pequeñinas porque siempre tienen muchas cosas que contarla. Y también usar el baño, por lo mismo, creo (En casa tenemos dos orinales junto al wc). Verídico.
– Canta y lee cuentos en inglés con mucha gracia y salero y a veces hasta les hace presentaciones Montessori en inglés. Educación deluxe para las peques 😛
– Puede pasar 14 horas sola con dos niñas y no volverse (muy) loca y hasta tener energía para seguir contando cuentos (aunque se salte algunos muchos casi todos los fragmentos) cuando pasa la medianoche y no se duermen
– Siempre que me confundo (y creedme me confundo muchísimo), pido perdón. Y si considero que no hay sido culpa mía, pero que Abril no se atreve a dar el paso ydisculparse, voy con una sonrisa sincera y un «no me gusta que estemos enfadadas, ¿hacemos las paces?» y se le ilumina la cara y volvemos a estar como siempre

Y sobre todo no me creo mejor madre que las demás. Mis hijas tienen unas necesidades que yo procuro satisfacer en la medida de mis posibilidades, como todas las madres.  Soy una madre normal que hace lo que puede, lo mejor para sus hijas, que quieren que sean felices, muy felices. Los conflictos no resueltos de los demás están en ellos, no en mi forma de hacer las cosas, ni tratar a mis hijas. Y sobre todo la decisión de no escolarizar a los hijos no responde a una necesidad de sentirse mejor que los demás, sino que es una decisión que se toma pensando en el bienestar de los hijos y la familia en general. Hay gente que me acusa de prepotente. Y lo mejor de todo piensan que por tener un blog en el que me expongo públicamente tienen derecho a decir la primera grosería que se les pasé por la cabeza y esperar que me la trague porque “como tengo un blog tengo que aceptar opiniones contrarias”. Me encanta debatir y estoy encantada de enriquecer mi visión de los distintos asuntos, desde el respeto, no desde la maldad y las ganas de hacer daño.

Como veis no soy biónica, ni una super mamá. De hecho me considero un poquillo desastre. Mi único secreto es seguir sus ritmos, repensar mis motivaciones y sentimientos cada noche e intentar ser una madre y persona mejor cada día. No os olvidéis que sois las mejores madres para vuestros hijos. Y que los días son largos, pero los años son cortos. Y lo único que nos queda es el amor y el cariño 🙂

 

 

 

 

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