Me preguntáis a menudo como se gestionan las rabietas y siempre digo lo mismo, «lo difícil es gestionar nuestra rabieta, nuestro enfado, nuestra frustración». Y no solo es lo más difícil, sino lo principal, porque nosotros, como adultos, somos el modelo a seguir de nuestros peques.
Hoy os doy unos consejos, trucos o tips que espero os ayuden en la inmensa tarea de acompañar a vuestros peques de forma incondicional en esta dura -e increíble- etapa de la aDOSlescencia (las rabietas se producen en torno a los dos años para manifestar su independencia).
Partimos de la base de que no me gusta mucho el término rabieta, ni berrinche, porque parece que tendemos a usarlos de forma peyorativa; y no es necesario, está enfadado y es legítimo. Fin.
Realmente lo que me preocupa es cuando el adulto tiene una rabieta ante el desborde de un niño, desde la profunda compasión, por supuesto, porque en el fondo lo que le pasa a una persona que tiene una rabieta es que ha perdido totalmente su cerebro superior (el que modula sus emociones). Así que no, no son únicas y exclusivas de la infancia, ¿verdad?
La temida rabieta puede ser una de las experiencias mas desagradables de la paternidad. Ya sea en público o en privado, puede convertir al instante en el ser más desagradable y repulsivo del planeta a la persona que es dueña de nuestro corazón y que mueve montañas con una hermosa sonrisa» Daniel Siegel (El Cerebro del niño)
No me gustaría lanzarme a los consejos sin antes hablaros de los tipos de rabietas que yo he observado en mis hijas:
– Rabietas prevenibles
Son aquellas rabietas que podemos evitar los padres, las que podemos anticipar para evitar o minimizar. Ej: Todas las que tienen que ver con hambre, sueño, autonomía,…
No obstante, que sean prevenibles, no significa que luego nos hundamos en la culpa por no haberlas previsto. A veces aunque prevenibles, son inevitables.
– Rabietas prevenibles pero que no evitamos porque no deseamos modificar nuestra actitud
Éstas son aquellas rabietas que si quisiéramos podríamos evitar, pero que no deseamos hacerlo. Bien por una cuestión de seguridad, por ejemplo, cinturón del coche, cruzar de la mano, cortar con un cuchillo jamonero. Por su salud, como puede ser lavarse los dientes. Porque es una norma muy clara que tenemos en casa, por ejemplo, no comer en las habitaciones, no saltar en la mesa.
Hay personas que no les gusta la palabra límite, supongo que es porque sólo la aplicamos a la infancia, yo pongo límites a mis jefes (mi media jornada, es un límite que no les gusta un pelo), a mi familia, a mi pareja y, por supuesto, a mis hijas.
En casa hay pocas normas, pero las que hay, las cumplimos, y no porque lo mandemos los padres, sino porque para vivir todos en armonía necesitamos acuerdos.
Poco a poco, los límites y las normas van calando en los niños. Es difícil que un niño menor de tres-cuatro años entienda estos conceptos, pero no porque no los entienda debemos permitirle que se los salte, lo único que podemos hacer es acompañarle en su más que lógica frustración.
– Rabietas imposibles de prevenir
Y el tercer tipo de rabieta, que para mí es el verdadero reto, es cuando se produce la desconexión de los hemisferios cerebrales, a veces puede ser debido a una acumulación de frustración por rabietas prevenibles -aunque las hayamos gestionado de la mejor forma posible- y a veces simplemente es por la inmadurez emocional propia de la infancia.
Pase lo que pase, nunca jamás pierdas la conexión con tu hijo/a
Una vez vistas las rabietas, os cuento las estrategias o consejos:
1) Anticípate
El primer consejo es que hagas lo posible por prevenir la rabieta, suena súper fácil, pero no lo es en absoluto. El sueñambre es una palabra que nos hemos inventado para describir el estado en el que se encuentra un niño cuando tiene mucho sueño y mucha hambre -Bueno, no sólo un niño, cuando yo tengo sueñambre, tiembla el mundo-. Es el detonante número 1 de las rabietas, y además, no siempre te puedes anticipar porque no quieren comer o no quieren dormir, ¡Bienvenidos a la aDOSlescencia !
Formas de anticiparse pueden ser:
- Llevar siempre algo de comida en el bolso (una fruta, unas galletitas de arroz, lo que sea).
- Llevar siempre un portabebé (nosotros siempre llevamos una Boba Air) a mano por si quieren dormirse. O llévales en brazos si están muy cansados y/o necesitan una cabezadita.
- Si los niños se agobian con las aglomeraciones, evítalas también, especialmente con alerta de sueñambre.
- El consejo es evitarlo lo máximo que puedas, pero no siempre es posible.
2) Respeta su autonomía
El segundo consejo es que revises si estás proporcionando la suficiente autonomía a vuestros hijos. En mis talleres siempre les hago la misma pregunta a los padres que asisten, ¿De verdad es tan necesario que un niño no se lave detrás de las orejas? ¿De verdad es tan importante que combine bien los colores? ¿De verdad es tan grave que derrame un poco de agua?
Cuando un niño necesita ayuda te la va a pedir, las frases «Ayuda» y «No puedo mami» son un semáforo verde para que intervengas (intervenir tiene más que ver con animar, apoyar, acompañar, escuchar que con HACER) Saber si te has extralimitado es muy sencillo, hay tres palabras mágicas e inequívocas «Yo solito mami». Si quieres saber como potenciar la autonomía de tus peques puedes leer aquí.
Saber si te has extralimitado es muy sencillo, hay tres palabras mágicas e inequívocas «Yo solito mami». Confía en ellos, te sorprenderán.
3) Modera el uso del NO
Desde mi experiencia, una de los detonantes de las rabietas es el uso continuado del NO.
Ya os he contado alguna vez que a Emma le encanta que nos sentemos a observar en el parque. Pues una vez conté 30 noes en 5 minutos, el pequeñín lo aguantaba con una estoicidad impecable, aunque estoy segura de que no entendía por qué no podía subirse solo a un columpio -nada peligroso-, por qué le tenían que dar la mano para bajar del tobogán, por qué no podía quitarse el abrigo… Todo era no, acabó teniendo una rabieta, y no me extraña.
Forzarles a hacer cosas también propicia las rabietas, como por ejemplo, obligarles a comer o decirles qué ropa tienen que ponerse. Si tienes que informar de un límite claro, hazlo de forma positiva. Por ejemplo, para que no coma comida del cubo de la basura, es mejor darle la vuelta y en vez de decir «No comas comida de la basura», decirles «Si tienes hambre, podemos merendar, la comida de la basura está llena de bacterias y te puedes poner malito». Y por supuesto, si llora o se enfada, acompáñale en su frustración. Evita tener en casa chuches, pasar por tiendas con maquinitas y demás es muy importante….
Hay niños que son muy complacientes y no quieren disgustarse con sus padres, así que se resignan todo el tiempo. Con estos niños hay que tener especial cuidado, porque de tanto refrenarse, sus rabietas cuando ya no pueden más, acaban siendo apoteósicas… Y especialmente porque en ese complacer, están traicionando su esencia.
4) Descarga adrenalina
Uno de mis trucos preferidos para prevenir rabietas es el juego bruto, es muy divertido, te permite conectar con los peques, descargar toda la agresividad y adrenalina del día a día, te permite reírte a carcajadas.
Busca un hueco para jugar a lo bruto con tus hijos cada día. Ah y juego bruto para dramamamás puede ser cosquillas, saltos, volteretas en la cama; y con papá, lanzar hijas hacia la cama desde un par de metros de distancia. Tenemos que hacer un esfuerzo por confiar y respetar el juego bruto de los niños y sus padres, esto va para nosotras, las dramamamás 🙂 O dramapapas…
5) Busca tiempo de calidad
Otro de los detonantes suele ser que los niños perciben que no pasáis el suficiente tiempo juntos. O que aunque paséis mucho tiempo juntos, estáis pero no estáis (el móvil, la tablet, los quehaceres de la casa, las tareas del trabajo…)
Tampoco tenemos que sentirnos culpables, la vida moderna, con conciliación absurda y tribu invisible es lo que tiene… Pero si notáis que vuestros peques de repente tienen muchas rabietas, haced un esfuerzo por pasar un tiempo especial, os lo recomiendo especialmente cuando hay hermanos… A Abril le pasó cuando nació su hermana, pasó de tener una madre para ella sola a compartirla todo el rato. Y de forma menos acusada, en épocas de mucho trabajo suele haber más episodios.
6) Redirige ¡y que se muevan!
Cuando la rabieta está empezando o son niños muy pequeños, a veces funciona bien redirigir (por supuesto depende del niño, pueden ofenderse muchísimo también), ofrecer alternativas, negociar… Y recurrir al absurdo y a situaciones inverosímiles también puede funcionar. Intentar que los niños se muevan suele funcionar fenomenal, pues ayuda a los niños a recuperar el equilibrio entre los cerebros superior e inferior. SOLO SI TU INTENCIÓN ES AYUDAR, NO CONTROLARLOS.
7) Modula TU rabieta
Mantén la calma, esta expresión tan enorme de sentimientos de nuestros hijos suele remover mucho a nuestro niño interior. Porque a la mayoría ni nos escucharon, ni nos contuvieron la mayor parte del tiempo. Pero desde luego no hay nada que echar en cara a nuestros padres, a ellos tampoco les enseñaron educación emocional nuestros abuelos….
A veces es inevitable tener sentimientos negativos hacia nuestros hijos y asoma la culpa, no dejes que te conquiste, rechazamos esos sentimientos en nuestros hijos porque así nos han enseñado. Nosotros como padres somos agentes del cambio, ¿no es maravilloso?
En este vídeo se ve la gestión de una rabieta de dos formas distintas, ¿Qué os parece?
8) Delega o apártate
Si no puedes mantener la calma tienes dos opciones: Si tienes suerte y estás acompañado, delega, si está en casa el otro papá, un abuelo o una amiga, cédele el turno.
Si no estás acompañado, es más complicado, pero si sientes que te está costando mucho controlarte, apártate antes de que puedas hacerles daño, ya sabes «Los gritos de mamá duelen para siempre» dice mi amiga Jessica Alvarez….
Si está en plena rabieta circular no queda otra que aguantar el chaparrón y evitar que se haga daño, pero si simplemente hay mucha tensión, diles algo así como «Estoy muy nerviosa y necesito un tiempo para tranquilizarme, ahora mismo vuelvo y hablamos». La mesa de la paz es genial para esto.
Por favor, no te sientas culpable, no siempre tenemos el mismo nivel de paciencia y comprensión. Es mejor una retirada a tiempo, que un grito.
Y si finalmente ocurre, pide siempre disculpas. Sobre todo a ti mismo. No es una muestra de debilidad sino de entereza.
Y sobre todo, aprovecha el malestar de la situación para pensar en una solución futura, por ejemplo, una actividad compartida en la que tú puedas recobrar tu calma (cantar, bailar, saltar, poner música o simplemente beber agua al tiempo que piensas que ojalá sea esto lo peor que te pase en la vida, un sofá lleno de rotu…)
9) Relativiza
Esa frustración que sientes hoy en un par de años será una anécdota más. Piensa en eso mientras intentas controlar tu rabieta, ten en mente mantras tipo «Todo esto pasará» y mantente en tu burbuja de paz (un sitio feliz en tu mente en el que sólo tú decides quien entra y sale). Esta es la parte que a mí me resultaba muy difícil.
Recuerdo una rabieta de Abril en el Ikea, que no hacía más que girar frenéticamente haciendo círculos en el suelo, no me toques, no me hables, no me mires, no te vayas. Las miradas inquisidoras de la gente me afectaban más que el estado en el que estaba mi hija. Desde ese día tengo una burbuja y ni las miradas prepotentes nos traspasan – ya podían haberme echado una mano, pero no fue el caso-.
10) Nombra los sentimientos
«Ponle un nombre para domarlo». Cuando todo esté en calma, poned nombres a los sentimientos, para eso es genial tener a mano cuentos sobre sentimientos que ya os he enseñado. Poner nombres a los sentimientos es una forma de validarlos y normalizarlos, y a los peques les ayuda a identificarlos en las siguiente ocasiones.
11) Protege a tu hijo/a
En plena rabieta, tan solo nos tenemos que preocupar de acompañar al peque. Cada niño es distinto, así que algunos buscarán contacto y otros todo lo contrario, algunos se alejarán y otros querrán pegarnos, o peor, intentar hacerse daño a sí mismo.
Nuestra función como padres es siempre protegerles para que no se hagan daño (ni a nosotros tampoco).
Es esencial ser firmes, cuando pegan no permitirlo con rotundidad y dulzura. Cuando baja la intensidad es el momento de reconectar con el niño, es el momento de recuperarle, de sacarle de VillaSentimientosconfusos a VillaPaz.
12) Respeta a tu hijo
Prácticas como gritar, regañar, ignorar, castigar no sirven, de hecho empeoran la situación. Cuando las rabietas son por situaciones derivadas de rivalidad entre hermanos es especialmente desaconsejable.
Tu hijo/a no es ningún tirano, es una persona que está sufriendo, no puede gestionar emociones, y lo que necesita es AYUDA. Antes de gritar (créeme, conozco bien ese punto en el estás controlando ese grito en el fondo de tu garganta), haz un esfuerzo por empatizar y reconectar con tu hijo. Por supuesto, decirles que son buenos o malos por hacernos o no caso y/o insultarles son comportamientos a evitar.
13) Usa la técnica del cerebro del niño
Según este libro existen dos clases de rabietas, cuando el niño decide tener una pataleta (cerebro superior, aún es dueño de sus emociones) y cuando no puede evitarlo (cerebro inferior, cuando la amígdala toma el control), en el caso de la segunda el proceso es el siguiente.
- Conecta y dirige: Es necesario conectar emocionalmente e integrar nuestro cerebro derecho con el suyo. Podemos acercarnos e intentar abrazarle con un tono de voz dulce y tranquilizador.
- Explícale después: Una vez ya ha recuperado el control y está receptivo, nombra los sentimientos y habla sobre lo que crees que ha ocurrido.
Si os ha gustado esta técnica, tanto en el libro «El cerebro del niño» , como en el blog de Seño Punk podéis encontrar más información. RECOMIENDO LEER EL LIBRO CON MIRADA CRÍTICA PORQUE HAY PASAJES EN LOS QUE SE RECOMIENDAN CASTIGOS PERO LA INFORMACIÓN DEL LIBRO, APARTE DE ESO, ES VALIOSA.
14) Valida todos los sentimientos de tus hijos
Cuando estás en el momento rabieta, tu frustración y la de tu hijo son máximas, pero si lo piensas fríamente, un conflicto evidente es mucho mejor que uno latente.
Como padres debemos validar todos los sentimientos, alabar el amor, la ilusión, la bondad es fácil, pero la paternidad no es fácil, el verdadero reto – y privilegio- es saber acompañar también los sentimientos a priori negativos: la tristeza, el enfado, la frustración, la rabia, los celos son emociones igual de validas que el resto.
Acéptalas y ayuda a tu hijo a aceptarlas también. Y seguramente, mientras estés intentando enseñarle algo, él o ella te enseñaran a tí muchísimo más. Naomi Aldort en su libro «Aprender a educar» explica muy bien esto.
15) Por último, céntrate en lo positivo
Ya os lo conté en la entrada sobre rivalidad entre hermanos, pero es que debería ser así en todas las familias, haya o no hermanos. Tendemos a ver el lado negativo de nuestros hijos, y nos cuesta más ver lo maravillosos que son, las cosas tan increíbles que hacen y lo felices que nos hacen.
Lleva la positividad a tu crianza, que no pase un sólo día sin que le digas a tus hijos lo extraordinarios que son y lo mucho que les quieres.
Desde hace unos meses, cuando noto que no estoy centrada, uso la «Técnica de las gomas», consiste simplemente en ponerme de pulsera 6 gomas del pelo, 3 de un color y 3 de otro. Y antes de que acabe la mañana, les he tenido que decir 3 AGRADECIMIENTOS/APRECIACIONES a cada una, nada forzado, que me salgan de dentro. La mayoría de las veces no me son necesarios estos trucos, pero si estoy agobiada por el trabajo, no me encuentro bien y/o estoy premenstrual – y muy centrada en mí misma-, es una buena forma de recordarlo.
Una cosa es clara: una pataleta jamás debería ser una batalla que uno de los dos tiene que ganar a toda costa. Violeta Alcocer
Cómo veis no ha sido un compendio de cosas que podemos hacer para que nuestros hijos se «porten mejor», sino consejos para que vosotros os enfrentéis y gestionéis, de la mejor forma posible, la explosión de sentimientos tan normal y tan natural de esta etapa de la infancia.
Ya sabéis que no soy psicóloga, solo una simple mamá. Hubiera podido resumir el post en esta frase «Pase lo que pase, nunca jamás pierdas la conexión con tu hijo».
La mejor forma de enseñar empatía es practicarla nosotros, ¿no os parece? ¿Tienes trucos, consejos o algo que compartir? Me encantará escucharte, déjame un comentario.
Genial el post, Bei!! ;o)
Gran libro el de Naomi Aldort!
Es una gran ayuda y te abre la mente totalmente…. Luego hay que ponerlo en práctica y ahí está el quid de la cuestión ;o) .
Jajaja la teoría es siempre más fácil que la práctica xD
Abrazos!!
Muy buen artículo! este también me gusta mucho
http://escoles.barcelona/blog
Muy interesante! Os dejo otro artículo también muy buneno;
Muy buen artículo! este también me gusta mucho
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Perdon! pongo el link correcto:
http://escoles.barcelona/blog/rabietas-algunas-claves-para-no-desesperarse-del-todo
Genial el post, Bei!! ;o)
Gran libro el de Naomi Aldort!
Es una gran ayuda y te abre la mente totalmente…. Luego hay que ponerlo en práctica y ahí está el quid de la cuestión ;o) .
Me ha gustado mucho Bei, porque coincidimos en muchas cosas y eso significa que las madres somos muy sabias, jajaja!
Incluso en los tipos de rabietas, nombrándolos y describiéndolos de forma distinta, en esencia son los mismos.
Relativizar es importante, verdad? Cuando lo descubrí, teniendo Nora unos pocos meses, todo comenzó a ir mejor. Los cuentos sobre emociones, tener paciencia nosotras, validar…
El refuerzo positivo es algo super importante que a mí a veces se me olvida. Después de una rabieta, cuando el miño ha conseguido calmarse, felicitarle, descirle que lo ha hecho muy bien, que se ha esforzado mucho… Decirles a los niños que son buenos.
Un beso!
¡Hola Bichilla! Aún no pude leer tu post, ¿me lo enlazas? Me alegro que te haya gustado.
Yo estoy absolutamente en contra del refuerzo positivo, los premios siempre me han parecido la cara B de los castigos, de hecho el conductismo no funciona sin refuerzos positivos.
Me refería a que los padres debemos sacar la parte positiva de la situación, que estamos enseñando educación emocional y sanando al tiempo a nuestro niño interior. Y que decirles cosas bonitas a nuestros niños y no sólo críticas es esencial, pero no para conseguir una conducta x (eso es el propósito del refuerzo positivo), sino porque es como nos gusta que se comporten con nosotros, ¿Verdad?
Aunque quizás estamos diciendo lo mismo y es una mera cuestión semántica jeje
¡Gracias por pasarte!
Sí, no me refiero a premios sino que muchas veces nos centramos en lo que el niño ha hecho «mal» y creo que es importante que sepa que a pesar de haber perdido el control, a pesar de «haberla liado» (para abreviar) le queremos de forma incondicional y pensamos que es un niño estupendo y maravilloso. Y para que lo sepa simplemente hay que decírselo! Y en el caso de mi hijo creo que es bueno decírselo cuando ha conseguido superar su rabieta, porque al pobre le cuesta! 😉
Para leer mi post pincha en mi nombre, Bichilla. Te lleva al blog y es mi última entrada. Besos!!
Como siempre un post q llega y ayuda.
A veces piensas si seras la única que sufre rabietas ante las rabietas de tu peque….ser padre hace que intentes superarte cada día….gracias Bei!
Algunos niños no tienen, sobre todo si los padres tienen una actitud «preventiva», pero la mayoría si que tienen, es lo más habitual ¡y sano! pero en el «bucle» te crees que el tuyo es el único…
Abrazos!
Me gusta mucho la idea de la mesa de la paz. estoy intentando ponerla en marcha en casa aunque aun es pronto y solo es uno, creo que podemos los mayores servir como ejemplo para poder gesitionar los momento s de tension. he de decir, que despues de un momento tremendo de frustracion por que le encanta estar desnudo y habia que vestirse,por mas que papa y mama le explicaban no entendia, llorando a todo llorar cuando entendio que podia seguir jugando vestido me dijo: «perdona, mama, me das un abrrraso?» Ese abrazo ha sido lo mas supermejor que me ha pasado en la vida!y en ese momento pense que cualquier rabieta que pasara por nuestras vidas seria superada por los tres. y cada vez vamos mejor! el mismo pide el abrazo cuando ve que lo necesita y siempre estamos ahi para darselo
Que lindo tu comentario, María. Abrazaos mucho, no hay mejor terapia, ¿verdad? Abrazos!!
Muy de acuerdo en todo,aunque a veces es difícil gestionarlas,sobre todo si tienes al segundo bebe en brazos intentando «tetear» 🙁
Eso que cuentas que te paso en Ikea y que nadie te ayudó… pues en mi caso,casi prefiero que no ayuden,porque la mitad de las veces lo que hacen es decirle que esta muy fea cuando llora (grrr),y en todos los casos ella se pone peor si le habla un extraño. A veces también me pongo peor yo,como el día que estaba agachada con mi barrigón hablando con ella en plena crisis,y alguien me llamo tocando me el hombro…para darme la tarjeta de su negocio de psicología infantil!! Todavíahoy me acuerdo y me entran ganas de ir y decirle que se dedique a otra cosa!
Hola Susi, en el caso del Ikea, tenía a Emma en brazos! Te entiendo mucho la verdad. Es muy complicado.
Te mando un abrazo!!
Como te hubiera gustado que te ayudasen? Yo soy madre desde hace 18 meses pero trabajo en una,tienda en un aeropuerto y he visto muchas rabietas y me gustaria ayudar y no se como, asi que simplemente intento no mirar para que los padres no se sientab juzgados
Uf, estamos entrando en este mundo rabietas… Yo en general, le digo que sé por qué se ha enfadado, y le digo si quiere un mimito de mamá (a veces no quiere que la toques) si se acerca, unos abrazos y besos suelen hacer que se pase rápidamente. Si no quiere que la toque me cuesta más, pero sobre todo siempre le digo que sé el motivo de su enfado y luego, cuando ya está tranquila le explico la razón de porqué mi negativa e intento que lo entienda.
A veces, cuando tiene días de esos en los que es un enfado continuo me cuesta no perder la calma y al final, si se me acaba esperando un grito, el sentimiento de culpa y de no haber estado a la altura es importante… Hay que trabajar en ello.
Gracias por el post, lo releeré para coger todo lo bueno!
Espero que te ayude Patricia, es una época complicada. A mi ayer Emma me puso a prueba pero bien, pero al final siempre sale el Sol 🙂
Abrazos!
Estoy de cuerdo con todos tus consejos,como madre de mellizas de tres años, me encuentro a menudo en situaciones «rabiólicas» y como casi siempre estoy sola con mis hijas he de trabajar mucho con mis propias emociones, pero sobre todo me encuentro con que mi entorno no es de mucha ayuda con frases como «mira tu hermana, es mas buena que tu!» o «si dejas de llorar te daré unas chuches»…a veces me resulta mas difícil intentar que entiendan mi modo de criar que la propia crianza en sí!
Por cierto preciosa Abril, como siempre!
Gracias Mamapoma! Estaba muy orgullosa de su actuación jejej estoy contigo, lo peor, es el entorno. Quieren ayudar, pero no saben como… Pero poco a poco aprenden,ya lo veras 🙂
Abrazos
Genial el post!! Intentamos aplicar todo con mi peque de 2,5 años pero algún consejo para cuando esta tan tan enfadado que grita a papá y a mamá, nos intenta pegar patadas o bocados y no nos deja que ni nos acerquemos?? Que mal lo paso , de verdad, me da mucha pena verlo así …. Y no se porque reacciona así con violencia cuando en casa nunca ha visto eso!!! Mil gracias!!!
Ana, la agresividad es algo natural al ser humano, el problema viene cuando se traduce en violencia, en hacer algo destructivo. En ese momento hay que controlar aún más nuestros sentimientos, porque en mi caso, además, me enfadaba -o me frustraba, o lloraba, dependiendo del día- porque no entendía porque le pasaba si en casa no lo veía. Pero es natural. Y se pasa. Un abrazo muy fuerte!
Ah un truco, Abril si tenía mucha tensión necesitaba descargar (morder) pues aprendimos a darle la parte exterior de la mano, para «parar» la mandíbula, y que ella descargara sin hacernos daño.
Hoy día, ya ha aprendido a controlarse, pero si se enfada mucho con su hermana (no la culpo jeje) le muerde la ropa. Es un acuerdo que tienen ellas, a mi me horripila, pero es su trato! Abrazos!
Bei me encanta tu blog, desde que lo conocí, leo tus artículos, me encantó el de la autonomía y las adaptaciones para niños en casa, lo he aplicado con mi bebé de año y medio. Ahora están comenzando sus rabietas y también pega, muerde y a desconocidos, quisiera algún consejo de cómo actuar cuando mi hijo pega, si hablar fuerte o no, qué hacer, sería de mucha ayuda. muchas gracias!
Da gusto leer y validar que la forma de hacer que tengo o intento no es tan horrible como a veces me intentan hacer creer….de hecho es la mejor. Gracias por compartir tus experiencias ,son de tanta ayuda….felicidades por el blog y el gran trabajo que haces. Un abrazo enorme
Otro abrazo para tí Inés, y gracias por tu precioso comentario <3
Muchísimas gracias por este post, Bei. Lo he estado esperando como agua de mayo ;).
En realidad muchas de las cosas que explicas ya las hacemos en casa cuando hay una rabieta (la de esta misma tarde ha sido de campeonato) y otras nos vendrán genial para futuras ocasiones.
Un abrazo
Otro para ti, ojalá os ayude!
Ayyy me encanta tu blog!! Me ha servido mucho este post pues mi peque grande esta en la adoslescencia y mi peque chiquitita tiene 3 meses…asi que imagina. aunque el mayor ha madurado mucho en 3 meses(que penita) aun tiene rabietas (normal)
El otro dia estuvimos hablando de los enfados y me confeso que alguna vez se enfada con su hermana(la pobre)…que solete. Yo intente normalizar su sentimiento y luego me confeso que tambien la queria mucho.
En fin…muchas gracias Bei
¡Hola Susana!
Aunque te de pena, lo que está haciendo tu peque es super sano! Y tiene mucha suerte de teneros para que le acompañéis tan bien, gracias a tí por pasarte!
Muy de acuerdo con la mayoría de los consejos. Yo no soy mamá, pero últimamente con cierto alumno estoy teniendo que utilizar mucho la técnica de conectar y redirigir (varias veces en cada clase). Es un niño de 3 años muy poco maduro al que cualquier cambio, por mínimo que sea (y estoy hablando de cambiarnos de sitio en el aula y cosas así…), le cuesta tanto que se pone a llorar y ya no para. Tengo que hacerle ver que le comprendo y hacerle mimos para que empiece a escucharme, y la verdad es que, aunque es cierto que retrasa bastante el ritmo de la clase, al menos lo estoy recuperando, porque hasta ahora no participaba en casi ninguna actividad. Así que está claro que funciona!
Por cierto, gracias por la mención 🙂
Que suerte tiene ese peque de que seas su profe Estela…¡Gracias a ti por el post tan chulo!
De acuerdo en todo, pero hay días muy difíciles. ¿Algún libro para profundizar más sobre el tema? Muchas gracias por el post.
Hola Sonia, en el post están enlazados el de Naomi Aldort y el de Daniel Siegel. Gracias a ti!
¡Qué cuesta arriba se hace a veces! Me parecen geniales los consejos, mucha paciencia.
Gracias Vale, si que se hace cuesta arriba 🙂
Abrazos!
Los berrinches de mi hija suelo llevarlos bien, no me cuesta empatizar porque recuerdo como si fuese ayer cuando yo lo pasaba fatal siendo niña desbordada por una emoción. Lo que me he dado cuenta últimamente es que no soporto cuando hace ese lloriqueo que ya no es «auténtico», que tiene un soniquete concreto y que aún no entiendo porqué lo hace o qué está pasando. Con eso se me pone muy mala leche pero lo veo y nunca he reaccionado.
Lo que más más me cuesta es cuando no es algo tan importante no alterarme y ponerme a dar gritos, como el otro día cuando el agua del baño llegaba hasta el salón…y grité y grité y sus corazones derribé 🙁 Y si encima estoy premenstrual, como tú dices, puedo ser un auténtico dragón de 7 cabezas y en esas situaciones es que no lo veo venir, y entonces no hay forma de pararlo…y luego me siento tan triste por ellos. Siempre he tenido un síndrome fatal…pero fatal
El lloriqueo es devastador, creo que hay que distinguir (al igual que con las rabietas), si lo hacen por conseguir algo (yo le digo a Abril que entiendo que esté enfadada pero que es muy molesto escucharla así todo el rato y que si puedo hacer algo para que se sienta mejor) y el de «estoy a punto de desconectarme», que entonces procuro – si puedo- poner toda mi atención para que no acabe explotando.
No te fustigues Teresa, yo la semana PM la tengo apuntada en el calendario, esa semana se cena pizza, sopa de sobre y lo que haga falta, pero stress al minimo. Un abrazote!
Hola Bei y a tod@s! Ayer descubrí tu blog y no pude parar de leerlo. Soy Sandra, mama de una niña de 13 meses. Desde que nació hemos tenido problemas de sueño y yo también me he sentido al borde del abismo en diversas ocasiones, han sido continuos los desveles y luego se despertaba cada hora y media para mamar. Después de realizar el ‘plan padre’ nocturno, del que soy defensora a ultranza, todo va mucho mejor. Pero la consulta que os quiero hacer es que mi hija lleva algunas semanas que se siente fustrada por todo y cuando se enfada se da golpecitos en la cabeza. El pediatra nos dice que la dejemos porque lo hace para llamar la atención pero no sabemos como actuar porque no queremos que se pegue pero pienso que también es bueno que saque para fuera su fustración (porque quiere pecho en ese momento, porque algo no le sale, o quiere algo al momento, etc). Cual es vuestro consejo?
Besos
Sandra
Mi consejo es no ignorarla, contenerla y evitar que se haga daño. Un abrazo Sandra!!
No se cómo he llegado hasta aquí exactamente, pero mil gracias por este post. De verdad. Creo que volveré por aquí… 😀
Es genial 🙂
Nunca lo había visto puesto por escrito de forma tan clara. Hago todos los puntos con mi pequeña gremlin de dos años y medio y vaya si funciona 🙂
Es una niña lista con un genio brutal, y cuando grita y patalea tiembla Mordor, pero aplicando básicamente justo todo lo que viene ahí, se me enfada mucho menos, y cuando lo hace le dura mucho menos que antes.
Añadiría al post la diferencia entre las rabietas debidas a que el nene quiere hacer algo que le negamos (quiero chupar el cuchillo jamonero), en las que es más sencillo (que no fácil) negarlo e impedir que lo haga; y las rabietas debidas a que el nene NO quiere hacer algo necesario (no quiero comerme las lentejas), en las que hace falta, sí o sí, psicología y teoría de juegos nivel Pro.
En el segundo caso, además, yo considero otros dos tipos, las que tienen una consecuencia inmediata que es perceptible y reconocible como consecuencia por el nene (si no come, tendrá hambre), que, dejándola experimentar la consecuencia y con paciencia y no dándoles importancia, caerán por su propio peso; y las que no tienen una consecuencia cercana concreta y comprensible por el nene (lavarse los dientes, ir al cole…). Estas últimas, a veces admiten la imposición de una consecuencia artificial concreta y cercana. cuando no admiten eso sólo queda imponerlo por el Artículo 33, pero mi experiencia con mi nena es que al dedicarle tanto tiempo a explicarle todo, las pocas veces que le digo que no se lo puedo explicar, lo admite contenta.
Un ejemplo de consecuencia artificial concreta que me funcionó muy bien: mi pequeña gremlin empezó la guarde con 20 meses y cuando había ido de visita junto con nosotros disfrutaba como una enana… Pero luego en septiembre resultó que no quería quedarse sola :-/ Se quedó un par de días fatal y se notaba que tenía mucha inseguridad y miedo. Al final se puso mala (¿casualidad?) y el viernes ya no pudo ir. El lunes aproveché a darle la opción: la llevaba hasta la misma puerta del cole y le explicaba que si se quedaba se lo pasaría genial y que si quería podía volver conmigo a casa pero que no podría hacerle caso porque tenía que trabajar (ordenador). así que volvíamos y estaba junto a mí pero yo no jugaba con ella ni le daba conversación. Un par de horas más tarde, la llevaba otra vez hasta la puerta del cole y le explicaba que yo siempre iba a ir allí otra vez a buscarla, y que a partir de ese momento ya podía jugar con ella otra vez. Dos días vino a casa. Al tercero acepto quedarse y se lo pasó genial. Fue su decisión, ELLA TENÍA EL CONTROL y creo que eso le dio seguridad. Nunca más lloró por miedo 😀 Ha tenido alguna época de llorar a la entrada por mimos (y olvidarse de nosotros en cuanto cruzaba la puerta del aula :D), pero nunca más por miedo.
Simplemente :Mil gracias por este post .
Muchísimas gracias por el Post. Nosotros estamos ahora pasando por una etapa de constantes rabietas. Acaba de cumplir 3 añitos. Los reyes se han llevado el chupete y su hermanita pequeña de un añito ya empieza a caminar y a llamar más nuestra atención…están siendo unas semanas complicadas. Hasta ahora los celos apenas se habían manifestado…ahora son mucho más evidentes, yo la animo a que lo verbalice, intento pasar tiempo con ella a solas y busco la fórmula para que a su modo, ella suelte lo que no le guste…intentamos hablar mucho de sentimientos…pero aún así, cuando está cansada, es implacable…y cada día, parece subir el tono un poco más.
Hola! me ha encantado el post, la verdad que explica y analiza muy bien por lo que estoy pasando ahora. Mi hijo tiene dos años y está en una fase un poco rara/rebelde, se junta que estoy embarazada de 7 meses y mis sentimientos son como una montaña rusa… por suerte solo hemos pasado por dos rabietas, pero su reacción ha sido tan incontrolable por mi parte que me quedo sin saber como actuar; no se pone agresivo, ni nada por el estilo, solo llora, grita y está como fuera de si (como si fuera una crisis de ansiedad o algo así), mi reacción es intentar calmarlo porque mi instinto me dice que me necesita y cuando se calma se acaba durmiendo en mis brazos, sudando y con respiracion entrecortada por suspiros y congoja… me da mucha pena verlo así y despues de su tormenta y posterior calma, empieza mi tormenta interior y la frustación, la culpa, la pena y todo me acaba poseyendo y al final la explosion la tengo yo también… enfin, un cuadro, a veces se me hace muy dificil saber como gestionar las situaciones y dudo si estaré haciendo bien o no… cuando al dia siguiente lo veo todo desde otro angulo creo que me preocupo demasiado por hacer las cosas como yo creo y me lo tomo todo demasiado a pecho…
Me ha gustado muchísimo, ya he empezado a notar MI rabieta con el bebé de seis meses que cuido y empieza a desarrollar su personalidad y gustos. Espero leer pronto este libro que recomiendas.
Hola, me gustaría compartir mi caso ya que está muy relacionado con el tema de este post. Tengo una hija de 2 años que está en plena fase de reafirmación de su libertad y criterio propio. Esto es algo normal y aceptado. En los casos que tiene rabietas por motivos varios lo que intento siempre es primero razonar con ella y si después veo que no funciona, en un todo muy pausado le explico que si está cansada y tiene ganas de llorar debe hacerlo y que por favor me avise cuando haya acabado.
Siento que esto funciona en la mayoría de los casos. Cuando ella sube, yo debo bajar e intentar tener toda la calma del mundo y hablar en el tono más calmado del mundo para que ella acabe haciendo lo mismo.
Hasta aquí bien. El problema viene que una vez pasa esa situación de tensión en concreto ella se queda bien y la que queda agotada y frustrada soy yo. Ella ha sacado su energía negativa y se ha quedado bien y yo en cambio la he recibido pero no la he podido sacar. Esto me genera una pequeña mancha de frustración que no sé como canalizar. No quiero que otras personas paguen mi propia frustración. Así que lo que funciona a nivel educacional, no me funciona a nivel personal.
Me encantaría saber cómo gestionáis vosotras este agotamiento físico y mental posterior a la pataleta y cómo gestionáis esta frustración que no se os quede dentro.
Muchas gracias por vuestra ayuda y saludos
Esther
Gracias por este post, ya me lo he leído varias veces, considero que es muy útil, como todos tus consejos.
Muchas gracias. Tengo una niña de 2 años y otra de 4 meses. La mayor lleva un par de semanas que cada día tiene algún momento de crisis (rabieta) y yo lo llevo fatal, me afecta mucho y me siento culpable por pensar que no lo hago bien o qué es por celos de la pequeña y me duele mucho verla sufrir así. Intento seguir tus consejos pero la cosa por ahora no mejora. Pero «me tranquiliza» ver que no soy la única que se siente así y que muchos niños sin tener hermanos también pasan por ello.
Gracias por el post. Una duda, nuestra peque (muy espabilada para lo bueno y lo malo…) ha empezado con las rabietas justo al cumplir el año, alguna recomendación? Aplicar los consejos que se dan habitualmente desde la disciplina positiva nos resulta muy complicado siendo tan pequeña.
Gracias!
Gracias por el post, me parece fantastico, pero necesito ayuda porque me siento algo perdida. Te explico; mi hijo tiene 2 años y 8 meses y cuando tiene rabietas se golpea la frente con lo que pilla. He intentado contenerlo abrazandole, cantandole, dandole besos, acariciandole… pero es inutil.. se enfada más por el echo de tenerlo “agarrado” y se da cabezazos contra mi, me tira del pelo, me araña… Como me pide que lo suelte, lo hago esperando que asi se relaje, pero nada mas lejo… se tira al suelo y se da cabezazos contra el suelo. Claro frente a eso vuelvo a contenerlo porque se va abrir la cabeza… y entramos en un bucle que puede durar una hora perfectamente sin bajar la intensidad. Solo se calma de agotamiento… pero claro 1h llorando a pleno pulmon, tirando cosas, pegandose y pegandome…. al final termino yo llorando tambien de impotencia.
Muchas gracias!!
Este post me viene genial, entrando con mi hijo en plena aDOSlescencia! Y son consejos realmente útlies en mi caso! Gracias
Cómo necesitaba leer esto hoy. He acudido aquí derecha, porque no podía más. Días y días de rebotes, rabietas, terquerías y nervios descontrolados. Al principio lo atribuía a la vuelta a la rutina y la normalidad después de unas larguísimas fiestas navideñas, pero no, hay que trabajar algo que está subyacente y que no podemos dejar más. Nuestra forma de afrontar su genio tiene que cambiar. Porque él es la leche, con sus 33 meses, su a2lescencia extrema (como todo en él) y su capacidad de comunicación verbal que algunas veces supera hasta a sí mismo y le confunde. Pero los que tenemos que controlarnos somos nosotros, y jo, cómo duele verse reflejada en los ejemplos de «lo que no hay que hacer». Pero necesitaba leerlo, con lágrimas en los ojos, para cambiar e ir aprendiendo. Así que nada, GRACIAS Bei, muchas gracias.
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