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¿Por qué juzgas?

Porque quieres ayudar a esa familia o Porque quieres sentirte mejor contigo mismo

Si quieres proteger a un niño hay formas mucho más asertivas de hacerlo, puedes dar información, puedes ofrecerte para ayudar, puedes demostrar con tu ejemplo… Cuando juzgas a alguien la persona que recibe el juicio se pone a la defensiva, la comunicación se cierra, el mensaje no llega.

Esta semana compartí esta reflexión a mis lectores de la Newsletter (si ya lo hiciste aquí revisa el spam, no en promociones, directamente en spam) y me han pedido varios lectores que la haga publica para que pueda compartirse, he recibido un feedback precioso y quizás sea necesario dar un poquito más la cara, gracias por comentarios como este:

Hola Bei qué hermosa carta! Soy de juzgar mucho y sé que tiene que ver con sentirme mejor conmigo misma. Cuando nació mi primera hija decidí dejar de trabajar fuera de casa y creo que intenté convertirme en «súper madre» para compensar, para validarme a mí misma. Y me volví «jueza de madres», y como boomerang jueza terrible de mí misma. Estoy trabajando en eso, tratando de construir sororidad en vez de subirme solita a mi torre de marfil.

Ya os conté que me siento un poco desalentada con el blog y cuando eso ocurre entro en modo tortuga y entro en mi caparazón, eso no significa que no siga escribiendo y compartiendo, solo  que lo hago en un entorno seguro, con mis lectores suscritos a la NL. Os comparto este escrito que surgió a raíz de una situación desagradable que viví no hace mucho, espero haber transmitido todo lo que deseaba, desde el amor y el respeto 🙂

En vez de juzgar, ¿Por qué no ofreces tu ayuda?

¿Por qué juzgas?

Porque quieres ayudar a esa familia

o

Porque quieres sentirte mejor contigo mismo

Si quieres proteger a un niño hay formas mucho más asertivas de hacerlo, puedes dar información, puedes ofrecerte para ayudar, puedes demostrar con tu ejemplo… Cuando juzgas a alguien la persona que recibe el juicio se pone a la defensiva, la comunicación se cierra, el mensaje no llega.

A veces pasa simplemente cuando simplemente actuamos como hacemos siempre, porque la otra persona lo recibe como una crítica sin nosotros decir absolutamente nada al respecto, solo el hecho de actuar distinto ya es percibido por esa persona como un juicio, ¿no os pasa? Se produce una disonancia cognitiva.

Por otro lado cuando nosotros actuamos de una determinada manera y nos juzgan, ¿cómo nos sentimos? Puede que pensemos que hayamos tenido un mal día (o un mal momento personal), puede que no tengan información completa o puede que estemos inseguros porque no queremos repetir patrones y no tenemos donde fijarnos para construir unos nuevos.

Cuando Emma tenía el trastorno de sueño yo me comportaba a veces como una madre horrible. Una amiga mía siempre me decía, conociéndote no serías tan horrible, y no, no pegaba ni maltrataba a mis hijas, pero no tenía ganas de jugar con ellas, ni mucha paciencia, la hermana de una amiga me llegó a decir que me veía «hasta sin fuerzas para sonreír». Si alguien hubiera juzgado mi forma de maternar por eso momentos, igual yo hubiera suspendido estrepitosamente. Otro ejemplo más gracioso, hace poco charlando por el inicio de una nueva actividad dije algo así como «Nosotras no podemos más que los sábados porque todos los días tenemos extraescolares», ni os cuento como me miraron… y yo durante dos segundos me sentí obligada a justificarme y entonces me di cuenta de lo absurdo y sonreí. Ya no me justifico, ya (casi) no me importan los juicios de los demás, porque son suyos, no míos, no me pertenecen.

Y eso me lleva al tercer punto, la inseguridad, cuando Abril era pequeña y no hacíamos lo que se suponía que debíamos hacer (nosotros preferíamos portear, colechar, no castigar, optar por la lactancia no interrumpida, que no digo que sea lo mejor para todas las familias pero sí lo era para la nuestra) y padres con hijos más mayores nos hacían saber que nos estábamos equivocando, nos ofendía. Ya no. Porque es su proceso, son sus decisiones, no las mías y aunque preferiría que no me cuestionaran, entiendo por qué y desde donde lo hacen. Yo estoy segura, confío en el proceso, en mis hijas, en mi intuición y confío en que si cometo un error voy a verlo como una oportunidad para mejorar.

Y es así donde quería llegar, ¿cómo hemos vivido nuestros errores en la infancia? Desde el castigo, la verticalidad, la sumisión, desde el miedo, desde la culpa. Por eso nos da miedo equivocarnos.

Si queremos ayudar a una familia, un juicio no es lo mejor para ellos, ¿por qué lo hacemos? ¿De que sirven las buenas intenciones si no son útiles?

Creo que cuando juzgamos a alguien no siempre queremos ayudarles, queremos ayudarnos a nosotros mismos. Queremos reafirmanos en que nosotros sí lo hacemos bien y ellos no. Queremos reproducir el sistema de premios y castigos en el que nos han criado. ¿No quieres romperlo? Empieza por ti, empieza por lo más profundo.

Y no tenemos que sentirnos culpables tampoco, porque cuando nos sentimos inseguros volvemos a ser niños de tres años que están elaborando su plantilla de vida con las escasas herramientas que pudieron tener, volvemos a ser esos niños de tres años que solo son niños y solo quieren pertenecer. Volvemos a ser niños que fueron educados por adultos que cuando se sentían inseguros volvían a tener tres años y utilizaban las herramientas que tenían a esa edad. ¿Veis el círculo de la violencia? Porque sí, juzgar es violencia, opinar cuando no te han pedido consejo es una forma de violencia (hay muchos tipos de violencia, la física, la emocional, la estructural… no es demagogia, soy consciente de que hay casos terribles…)

Tú eres capaz de romper ese círculo.

¿Cómo te gustaría que fuera tu hijo de mayor?

¿Asertivo, respetuoso, amable, empático?¿ O enfocado en la crítica, en el juicio, en decirle a los demás según SU criterio y SUS circunstancias lo que está bien o esta mal?

Seguramente lo primero, ¿verdad? Pues actúa, porque no podemos elegir, pero si podemos modelar. Si no quieres tener un hijo «criticón», no critiques, no juzgues. Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti.

Cuando me he visto en una situación «complicada», suelo ofrecer mi ayuda a la madre o padre, «¿necesitas ayuda? yo tengo tres niñas y hay días que te quedas sin paciencia, puedo sujetarte el bebé o la compra si necesitas» Solo con eso la situación se suaviza, el adulto se relaja, «se vuelve a tapar«, el niño se relaja por las neuronas espejo, y pueden conectar.

No miro mal a propósito, no juzgo porque no sé nada de ellos, y aunque lo supiera, ¿quién soy para juzgar? ¿cómo fue su maternaje? ¿y el maternaje de la persona que le maternó?

Dreikurs decia «Cierra la boca y actúa», si ves una injusticia, actúa, no todo vale, en absoluto. Pero actúa, porque juzgar y no actuar no es muy valiente, ¿y no queremos moderar valentía en nuestro hijo del futuro?

¿Y sabes por qué lo sé? Lo sé porque yo lo he hecho. Hace algunos años vi como una madre tiraba al hijo de una orejita, yo salía del trabajo y estaba a su lado, viéndolo, sacando fuerzas para intervenir, pensando cómo hacerlo, dilatando. Siendo cobarde. COBARDE. Juzgando quizás, o simplemente petrificada ante tal muestra de violencia ante un niño de tres añitos que estaba cansado y no quería caminar. Alguien intervino por mí, una persona que trabajaba allí, dejó su puesto de trabajo, se acercó a esa madre y su amiga y les dijo «No puedes tratar al niño así, le estás haciendo daño, si quieres que ande y no quiere, cógele la mano, pero no le tires de la oreja». Yo no pude hacerlo, sería fácil decir que si volviera a pasar intervendría, pero quizás volviera a quedarme petrificada, que es lo que suelo hacer en situaciones de estrés, porque así fue como yo pensé, cuando tenía tres años, que sería la mejor forma de sobrevivir y así he seguido reproduciendo esta plantilla de vida, metiéndome en mi caparazón cuando me siento insegura, otros prefieren controlar, otros complacer y otros imponer (superioridad).

Y no hay formas mejores o peores de reaccionar, hay personas. Hay situaciones que son oportunidades para mejorar. Hay errores que nos permiten aprender.

Y te voy a decir una cosa más, cuando dejas de juzgar a los demás, dejas también de juzgarte a ti misma, la culpa desaparece y aparece la responsabilidad consciente, que es un verdadero regalo para maternar ( y paternar)

Así que la próxima vez, te animo:

En vez de juzgar, ¿Por qué no ofreces tu ayuda?

¡Ah! Recuerda que todas somos hermanas mitocondriales <3 os dejé este post el día de la madre

Si quieres que trabajemos juntos este verano, hay una edición especial VERANO, yo no pensaba sacarla porque siento que necesito estar al 100% con mi familia, pero muchos lo habéis solicitado porque es el único momento en el que tenéis tiempo para poder hacerlo, ¡y a mí me encanta complacer!. Así que la solución intermedia es hacer una edición especial, más económica y en la que estaré presente solo un día a la semana para responder dudas en el foro, el año pasado funcionó muy bien para el curso online sobre Filosofía Montessori, así que será genial repetir y estar juntos durante estas diez semanas. Ahora mismo está en PREVENTA con el código PREVENTA15. El precio final con el descuento en preventa hasta el 26 de Junio que se abrirá el foro y empezará el curso (La primera lección será el día 3/7) son 75,65 Euros. Las plazas en preventa son limitadas, ¿te veo allí?

Sí no es tu momento de un curso largo pero necesitas un poquito de aliento de cara al verano, también puedes apuntarte a los cursos frasco, un formato es para los que necesitan integrar un concepto de la forma más rápida posible.  Son cuatro: Rabietas, Hermanos, Adolescentes y Educar sin Gritar. Estos cursos tienen una inversión de 20 Euros que podréis reutilizar si decidís apuntaros al curso de nueve semanas “Eduquemos en positivo” y tenéis toda la info aquí. Están pensados para dar respuesta a la necesidad de inmediatez que tenemos en ocasiones para aprender algo que nos desborda, aunque lo ideal sería cursar el temario completo, los cursos frasco te permitirán meter solo lo que necesitas y poner la tapa, para volver a rellenarlo con el resto de la información cuando llegue vuestro momento.

Gracias millones por tu tiempo.

Estoy deseando trabajar contigo 🙂

Bei

 

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