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Hace unos meses que conocí el libro de Camino, «Para Siempre», lo leímos en su momento en casa, a mi me fascino el concepto respetuoso, sincero, sin edulcorar y sin dar información de más. Las ilustraciones de Marco Recuero son sencillas, bonitas, adecuadas al tema a tratar y a la vez preciosas, tiernas, deliciosas. La caligrafía simplemente perfecta. Pero aún así con un libro tan bellamente ilustrado, lo importante es el interior, el fondo, lo que toca y como lo hace. Hoy tenemos a Camino Garcia en el blog en una entrevista preciosa. Hace un par de días, Emmita empezó a llorar diciendo que cuando nos muramos nos iba a echar mucho de menos.

Desde que cumplió tres años pregunta mucho por la muerte y por lo que implica, yo siempre trato de responder desde la sinceridad y el sentido común, diciendo que no tengo intención de morirme pronto (que es verdad y me permitía ser sincera y no dar más información de la que me estuvieran pidiendo). Cuando preguntaban que pasaba cuando te morías, les solía decir que unas personas creen que vas al cielo, otras a una estrella y otras que te conviertes en otros animales o personas, que yo realmente no lo sabía (yo no soy creyente de ninguna religión) y que ellas algún día podrían encontrar respuestas. Un día Emmita, divertida, me dijo «Mamá, le he preguntado a la yaya y ella si que sabe lo que pasa cuando te mueres, te vas a vivir al cielo, así que ahora por fin ya lo sabemos tú y yo». Sonreí y la abrace, es una niña maravillosa.

El otro día algo hizo clic en ella y se dio cuenta de que tarde o temprano iba a morirme, que aunque fuera cuando fuera  ya muy viejita, iba a pasar, y rompió en llanto. Abril que siempre ha sido muy sensible -y muy mística- y siempre que sale el tema nos pide que por favor no hablemos delante suya de ello, se contagió. Lloramos abrazadas las tres, les dije que aunque yo no estuviera, siempre tendrían mi recuerdo en su corazón, que todo el amor que hemos compartido lo recordarían justo ahí y que quizás les dolería recordar pero que la tristeza es una emoción más y que tendría una función: nos permite conectar con quien un día amamos tanto. Lloramos aún más y cuando parecía que estábamos más tranquilas, volví a sacar el libro de Camino, lo plasma desde la sencillez y la naturalidad, con dolor pero sin crudeza, me recuerda siempre un poco la manera de vivir la muerte que tienen en Bali (donde nos invitaron a un rito funerario). Leer el libro con ellas fue sanador, liberador y también dolía un poquito, como es natural. Siempre digo que lo que no se ve, lo que no se verbaliza, no existe. Por eso no puedo sino agradecerle a Camino este regalo, os dejo con ella en esta preciosa entrevista.

 ¿Cómo surgió la idea?

La muerte es algo que nos cuesta asimilar y aceptar, a cualquier edad, y muchos adultos tienen dificultades a la hora de abordar la cuestión con los niños, por diversas razones: no saben cómo hacerlo, dudan acerca de su conveniencia, les resulta doloroso y no se ven capaces, etc. Ello conduce a que sea bastante habitual tomar la decisión de ocultar o disfrazar la muerte, por ejemplo, empleando eufemismos (morirse es un viaje, quedarse dormido…) que no dejan claro lo que ha ocurrido y pueden crear confusión.

Sin embargo, cada vez somos más los psicólogos que estimamos necesario contar la verdad a los niños. No sólo porque cuentan con más recursos emocionales y cognitivos de los que se les suelen atribuir sino, también, porque es inevitable que acaben sufriendo alguna pérdida importante a lo largo de sus vidas. Es cierto que podemos llegar a experimentar mucho dolor, pero no hay que olvidar que contamos con una gran capacidad de adaptación y de aceptación.

Por otro lado, habitualmente, suelo escribir para las personas a las que presto ayuda, como un instrumento más de trabajo. Por ello, llevaba tiempo pensando en que era algo necesario. Eso sí, aportando una visión realista, lo que no significa dura o cruda, ya que traté de que fuera lo más delicada y tierna posible.

¿Cómo fue el proceso creativo?

Escribí “Para siempre” invadida por el dolor de una pérdida reciente, así que podría decir que el proceso fue doloroso, sobre todo al principio. Ser psicóloga no te hace inmune a las emociones. Únicamente, te permite afrontar las cosas que ocurren de otro modo.

El momento en que puede ver las ilustraciones fue muy emocionante. Creo que Marco Recuero hizo un gran trabajo con un texto que no resultada nada fácil. En mi opinión, captó perfectamente cada idea, cada palabra y cada sentimiento.

¿Qué valores crees que puede aportar tu cuento a los niños?

 Creo que podemos transmitir a los niños algunos valores, pero que también es necesario alentarlos a buscar los suyos propios. En mi libro hago alusión a esas cosas valiosas diciendo que “La vida está llena de cosas invisibles y visibles que importan mucho”. Con ello, intento dejar abierta la posibilidad de que cada lector reflexione qué tiene valor para él. Estimo relevante hacer esa reflexión en cualquier circunstancia, pero particularmente cuando se está experimentando dolor o, simplemente, ante la idea de que somos finitos.

Los valores por los que uno se ha movido es lo que se recuerda de nosotros cuando nos vamos, cuando morimos. Dan sentido a nuestras vidas. Son algo a perseguir a diario, por lo que marcan un rumbo, un camino, una dirección, y podemos establecerlos en muchos ámbitos: como padres, como pareja, en nuestro trabajo, en nuestra comunidad… preguntándonos qué es lo que deseamos ser en esas áreas y cómo sería deseable actuar para lograrlo. Como ejemplo: si deseamos ser madres o padres afectuosos, eso es un valor, que requiere que nos comportemos de una determinada manera. Ello no asegura unos resultados, ni que nunca cometeremos errores o que el camino sea siempre recto…pero si es algo con valor para nosotros, lo perseguiremos durante toda nuestra vida.

 ¿Cuál es tu parte favorita?

Cuando la niña se decide a ver qué contiene la pena. Dentro es posible encontrar, a veces, grandes tesoros. Cuando añoras a alguien es por aquello que recibiste de esa persona, de manera que podríamos decir que la pena, en este caso, es una especie de precio que debes pagar a cambio de algo valioso.

Aunque nuestra cultura nos transmite continuamente la idea contraria, lo  normal para los humanos es experimentar todo tipo de emociones. Durante la vida no siempre ocurren cosas agradables, de modo que habría que ir modificando ese enfoque. Asimismo, sería deseable ir introduciendo otros modos de relacionarnos con las emociones y no limitarnos exclusivamente a tratar de regular y/o controlar, que a veces sólo da lugar a ocultar lo que se siente. Lo menos aconsejable de todo es tratar de evitar o huir de nuestras emociones más desagradables.

¿Qué les pareció a tus hijos este libro?

A mi hijo le emocionó, como es lógico, así como la acogida que está teniendo. Se siente orgulloso. Además, nos permitió hablar de cosas importantes que muchas personas no se atreven a tratar con los niños.

 ¿Cuál será tu próximo proyecto?

Deseo seguir escribiendo. Creo que los temas de mi elección no serán sencillos. Me gustaría publicar algo sobre el miedo porque es una de las emociones que más puede afectar a los niños.

Gracias Camino por tu tiempo y entusiasmo.

Os leemos en los comentarios 🙂

 

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