¡Muy buenas! Aprovecho que tengo a mi bollito durmiendo tranquila a mi lado para sacar unos minutillos y hablaros de algo que me estáis preguntando muchísimo: Las reuniones familiares. Es una herramienta que nos brinda la Disciplina positiva para fortalecer nuestras relaciones familiares y que nos está dando muy buen resultado en casa. Quizás hayáis leído comentarios negativos acerca de la DP, que no es algo respetuoso para los niños, os diré que no es cierto, pero no tenéis porque creerme así que os remito a los libros de Jane Nelsen y Lynn Lott, como siempre debemos ir a la fuente para formarnos opiniones veraces : ) Tengo pendiente un post sobre disciplina positiva, pero hoy toca hablar de la reuniones familiares.

Como algunos sabréis tanto MA como yo nos hemos formado en Disciplina Positiva, primero con Cristina Sanz (podéis leer una entrevista que le hicimos al respecto de la disciplina positiva y Montessori) y después nos formamos como facilitadores para familias y para el aula, uno y otro respectivamente. Teníamos claro hacía donde queríamos orientar nuestras relaciones familiares, teníamos cristalino lo que no queríamos pero a veces nos faltaban herramientas y eso es lo que nos ha aportado la DP.

En concreto, las reuniones familiares, son una herramienta estupenda de conexión familiar, para lo que no se necesita nada, nada más que cambiar la mirada que es lo que propongo siempre en mis cursos Montessorizate!

Desde que Abril era pequeña hacíamos pequeñas asambleas, pero sin ningún tipo de ritual, ni periodicidad concreta. Ahora son pequeñas y deliciosas ceremonias que disfrutamos una vez a la semana y siempre que lo consideramos necesario de forma extraordinaria.

El formato de reunión que proponen Jane y Lynn es este:

1/ Agradecimientos y apreciaciones

Ésta es la diferencia sustancial entre lo que hacíamos antes y lo que hacemos ahora.

En disciplina positiva, al igual que en Montessori, no se buscan los halagos vacíos sino el aliento. Reconocer y agradecer el esfuerzo que has hecho te cambia la predisposición hacia la reunión familiar, aunque tengas muchos temas que tratar en ella y estés incluso enfadados.

Las niñas por supuesto agradecen también, Emma es muy pequeña (tiene tres años) y sus agradecimientos son simples («Agradezco a Vega que no me haya vomitado encima», «Agradezco a mamá que duerma a Vega por las noches») pero no por ello deja de participar.

Y lo más importante, aunque sea una asamblea extraordinaria, el efecto que tiene pensar algo positivo de cada miembro de la familia, verbalizarlo y agradecerlo, actúa como un bálsamo sobre el clima de la reunión, al menos sobre los adultos (y gracias a las neuronas espejo sobre los niños también).

2/ Evaluación de las soluciones anteriores.

Si se llegaron a acuerdos en las anteriores reuniones, es el momento de evaluar si han funcionado, en que grado, si hay que buscar nuevas opciones o solo mejorar las ya acordadas.

Los niños participan, por supuesto, en la medida de sus posibilidades.

3/ Orden del día.

A lo largo de la semana (o en el momento puntual si es extraordinaria) se establece una agenda con las peticiones de los miembros de la familia.

Si no saben escribir, piden a un mayor que escriba por ellos en la agenda. No es «chivarse» es buscar soluciones, en DP siempre se buscan soluciones sin buscar culpables. Primero se revisan las soluciones pasadas y después la persona que ha hecho la petición sigue este orden:

a/ Expresa sus sentimientos.
No se trata de acusar, sino de compartir nuestras inquietudes, lo que nos preocupa o con lo que no nos sentimos cómodos.
Siempre «Yo me siento» en vez de «Tú has hecho…»

b/ Anima a los demás a discutir el asunto.
Discutir en el sentido británico no en el español XD es decir, sin violencia, sin gritos, sin levantar la voz, tan solo un correcto intercambio de opiniones entre personas que se respetan.

c/ Búsqueda de soluciones.
Aquí viene la lluvia de ideas, el brainstorming de posibles soluciones que se pueden dar. Desechamos las que sean imposibles o inverosímiles y se busca consenso.
Si no se logra, dependiendo de la situación, es la persona que ha iniciado la discusión quien decide o se somete a votación.

4/ Planear una actividad divertida para esa semana.

Ya os conté una vez que aplicaba la técnica sándwich (positivo-negativo-positivo), pues algo así -más asertivo y respetuoso- pasa con las reuniones familiares, se empieza con cumplidos y se termina con algo divertido para hacer en familia. No tiene que ser nada espectacular, con agendar una partida a un juego de mesa o ver una peli de la biblio con palomitas es más que suficiente.

La única norma es que debe ser un tiempo en familia. Igual llega el momento en que ese tiempo sea el único que pasemos en familia, los niños crecen tan rápido que dentro de nada les tenemos adolescentes o de Erasmus XD Son cosas que parecen tan lejanas como dormir del tirón pero llegarán.

No tiene que ser inmediatamente después de la reunión para que lo asocien a algo positivo, los premios y castigos degradan la tarea, ya lo decía María Montessori.

Os prometo que mis hijas están deseando que llegue el domingo, sobre todo Abril, para solventar lo que nos ha pasado durante la semana, no hay mayor incentivo que ése.

5/CIERRE El último paso es dedicarse un tiempo en familia: Salir a dar un paseo, darnos un masajito, una guerra de cosquillas o simplemente preparar la merienda entre todos. No como premio sino paso final para levantar la sesión

Hay tres reglas:

– Nadie está obligado a participar en ellas, pero sí a seguir las normas que se hayan acordado en ellas.

– Los pequeños (o cualquiera) pueden entrar y salir si se aburren.

– Tenemos el compromiso de seguir los acuerdos DURANTE UNA SEMANA, especialmente los padres, que tenemos que dar ejemplo, el modelaje es también una máxima de la disciplina positiva.

Os cuento rápidamente una reunión (JULIO 2016), fue extraordinaria porque teníamos una situación que resolver: El tema de los helados y los refrescos se nos iba de las manos con la llegada del verano.

La reunión comenzó con los agradecimientos, que son especialmente importantes para nosotros los padres (y más si hay niños pequeños que hay tanto trabajo que hay días que ni te miras hasta que cae la noche).

Y yo expuse mis sentimientos: Me preocupaba la cantidad de azúcar que estaban consumiendo, porque el azúcar no es sano, y me sentía mal cada vez que tenía que recordárselo con su posterior – y comprensible enfado-.

Después de la lluvia de ideas acordamos que solo se podían tomar en fin de semana y las niñas acordaron que la cerveza era un refresco. Esto no le sentó nada bien a MA, con lo que se inició una nueva discusión sobre si la cerveza tenía o no azúcar. Que nos llevó a multitud de discusiones paralelas, que finalmente decidí cortar. Un miembro de la familia debe ejercer de moderador, leyendo el orden del día y darnos turnos de palabra si fuera necesario.

En definitiva hacer una reunión familiar es un gran esfuerzo para nosotros los adultos también.

Lo mejor de todo es que MA, pese a su resistencia inicial, decidió que beberse una cerveza, aunque fuera muy de vez en cuando, era poco ejemplarizante y paró de hacerlo…

Os espero en los comentarios para que me contéis que os ha parecido, si lo poníais en práctica y si creéis que la cerveza debe contar o no como refresco XD

PD Tenemos un reto sobre reuniones familiares, ¿te apuntas?