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¡Feliz año nuevo! Después del ingreso de Abril por bronquitis, hemos pasado unas vacaciones maravillosas y disfrutado del día de Reyes como niños. Prometí volver con un post a mediados de enero y aquí está, empezamos el año con polémica 😀 Una de las preguntas que más me hacéis por privado es sobre como encaramos la no escolarización de las niñas. Siempre lo pospongo, porque no me apetece un debate, un enfrentamiento abierto, no conseguir expresar mi mensaje y recibir una avalancha de comentarios desagradables. Pero el otro día recibí una crítica feroz acusándonos de tener desequilibros emocionales por no llevar a niñas de 1 y 3 años al colegio y me cabree bastante, aún a riesgo de recibir más críticas como ésta, ahí va mi reflexión con la esperanza de que pueda ayudar a otras madres.

  

Cuando decidimos no escolarizar a Abril, no sabíamos que íbamos a ser objeto de críticas, ya escuchábamos comentarios desagradables por no ir a la guardería, con argumentos tan sólidos como que no iba a aprender a comer, o los colores o a ser independiente. Era bastante ridículo porque conozco pocos niños más autónomos que ella, los colores se los sabía con año y medio porque empezó muy pronto a hablar y con un añito ya comía perfectamente con cubiertos. Las críticas se acentuaron cuando llegó septiembre y no empezó el cole; aunque realmente solo tiene 3 años y la mayoría de nosotros empezamos el colegio con 6 y la escolarización no es obligatoria hasta esa edad. Las críticas son de todo tipo, pero las podríamos dividir en dos: las que nos acusan de ser unos padres prepotentes y creernos mejor que los demás, y las que afirman que nuestra hija va a ser una paria social.


La gran crítica es que no van a aprender a sociabilizarse, ni a compartir. Y a mi me da la risa, porque aunque muchísimos maestros son estupendos y empiezan a darse cuenta de cuales son las necesidades reales de los niños y, a pesar de los recortes, las trabas y los ratios bestiales, hacen un trabajo estupendo por la educación emocional de los pequeños; en muchos centros sin embargo se hipotecan el proyecto educativo de infantil con libros de texto a cambio de unas pizarras digitales subvencionadas por la editorial de turno. Hay fichas, hay inglés a saco, hay sillas de pensar, hay machaque en lectoescritura. No hay apenas aprendizaje vivencial. Hay castigos. Hay evaluaciones externas. Hay deberes obligatorios y repetitivos. Los conflictos se solucionan en la silla de pensar y a compartir se aprende a la fuerza. Esto desde luego no es lo que queremos para nuestra hija. Sin contar que por las circunstancias culturales y sociales, el período de adaptación, tan necesario para algunos niños, es casi inexistente a mi juicio (al juicio de otros padres debería ser aún más escaso, claro…). En la escuela infantil esto suele ser más flexible, pero aunque conozco algunas estupendas, la tónica general suelen ser también las fichas y el aprender cuanto más y más pronto, mejor. Lo que no comparto en absoluto. No se parece en nada a la educación libre, basada en los principios Montessori que me gustaría que tuvieran mis niñas.

«El niño que tiene libertad y oportunidad de manipular y usar su mano en una forma lógica, con consecuencias y usando elementos reales, desarrolla una fuerte personalidad.«

Cuando estuvimos buscando cole para Abril, recorrí varias jornadas de puertas abiertas. Salvo en un par de centros el panorama era desolador. Y tan sólo en uno de ellos me gustó la forma que tenían de abordar los conflictos. Pero no le dieron plaza.  Y así se lo cuenta ella a la cantidad ingente de personas que le preguntan porque no va al colegio. Y muchos incluso me miran como si fuera una madre negligente y me espetan que la próxima vez eche la inscripción en plazo. ¡Qué atrevida es la ignorancia! Este colegio sigue siendo el lugar que tenemos pensado para primaria… O quizás nos mudemos o quizás nos planteemos una opción privada, aunque mi prioridad siempre fue apostar por la educación pública. Pero hasta entonces, aprenderán en casa, y en la casa de campo, y en el supermercado y en el parque. Y donde cuadre, porque el mundo es su cole.

«El niño que ha aumentado su propia independencia con la adquisición de nuevas capacidades, solo puede desarrollarse normalmente si tiene libertad de acción.»

Su sociabilidad a los 3 años está más que garantizada por las tardes que pasa en la ludoteca municipal, las tardes de juegos en el parque, las tardes de risas con los primos, los fines de semana con amiguitos y ¡su hermana! Me parece esencial para su vida futura que pasen mucho tiempo juntas, no recuerdo apenas amiguitos de la guardería (sólo uno, con el que me casé), pero mi hermano estará siempre conmigo. Ver como su relación madura cada día, ver como pelean y como lo gestionan, como se miran y se buscan es de de las cosas más maravillosas que me ha dado esta maternidad en tándem. Los únicos recuerdos desagradables que tenemos de los días que Abril estuvo hospitalizada tienen que ver con separarlas por la noche. El llanto desolador por tener que dormir en distinto sitio se me clava aún en el corazón. Abril es muy sociable, a pesar de ser tímida, y enseguida se rodea de un montón de niños y hace «amigos para siempre». Emma es distinta, quizás precisamente por eso, forzar una escolarización para la que no está preparada sería un error.

«La esencia de la educación Montessori es ayudar al niño en su desarrollo y ayudarlo a adaptarse a cualquier condición que el presente le requiera.»

Lo mejor de que no vayan al colegio/escuela infantil es que disfrutan de la vida leeeeentamente, se levantan sin prisas, se acuestan sin nervios y el resto del día hacen lo que les apetece, juegan a lo que quieren, aprenden lo que necesitan y están con quien más quieren. Tienen oportunidades todo el tiempo para aburrirse, que es uno de los motores del aprendizaje. Lo peor para ellas es que la mayoría de los niños, aún pequeños, si que están escolarizados y por las mañanas hay pocas oportunidades de socializar en nuestro entorno, pero se tienen la una a la otra….Y para nosotros, supongo que lo más difíc
il es conciliar trabajando ambos. Nuestra vida sería muchísimo más sencilla si las niñas estuvieran escolarizadas. Podríamos haber decidido que yo trabajara por las mañanas sin reducción y las niñas fueran al cole y la guardería del cole de Macho Alfa, tendríamos todas las tardes libres, podríamos tomarnos un respiro por turnos para hacer deporte o quedar con amigos, podríamos hasta dejarlas con los abuelos e ir al cine, al tener dos sueldos enteros podríamos amortizar más hipoteca o cambiarnos a una casa más cerca del trabajo, tener ayuda para tareas domésticas, salir a comer fuera y viajar a menudo. Y sería una decisión estupenda, si nos llenara más, pero no lo hace, porque sólo tendran uno y tres años en este momento y queremos exprimirlo al máximo. Por eso elegimos tirar de ahorros y cogerme excedencia hasta que Emma tuvo 15 meses y desde entonces media jornada y turnarnos a las niñas. Es muy estresante, es duro, desde luego no es como ser dos padres solteros, pero es agotador no tener relevo y apenas pasamos tiempo juntos. Los conflictos los arreglamos con wasaps y no con besos como hemos hecho los últimos 15 años. Aún así nos compensa. Nos compensa cada día porque creemos que las niñas están donde mejor pueden estar. Nos consideramos muy afortunados, pero es muy injusto escuchar que nos creemos mejores padres que el resto, que somos gafapastas progres y ñoños que adoctrinamos a nuestras hijas.. Muy injusto escuchar que somos prepotentes viendo nuestra gimkana diaria. Cada familia hace lo que considera, si las niñas no están escolarizadas es porque queremos y podemos. Hay familias que preferirían no escolarizar, en el cole o la escuela infantil, pero no les queda más remedio, porque hay que traer un sueldo a casa y la conciliación en este país no existe.. Y hay familias que aún sin trabajar uno de los padres escolarizan incluso antes de los tres años porque así lo han decidido. Y es estupendo si a ellos les funciona y es lo que desean.

Nosotros tenemos suerte de poder llevar a cabo la opción que deseamos, una grandísima suerte. A nadie debería molestarle, pero molesta. Igual que molestaba que les diera teta, que durmieran con nosotros o no las dejáramos con los abuelos de bebés para tener tiempo de pareja. Lo que más me ha sorprendido de la maternidad es que mis decisiones pueden ofender a los demás, simplemente por ser contrarías a las suyas

«El niño, guiado por un maestro interior trabaja infatigablemente con alegría para construir al hombre. Nosotros educadores, solo podemos ayudar… Así daremos testimonio del nacimiento del hombre nuevo.»

Admiro profundamente a los profesionales que lo dan todo en los colegios, que sacan fuerzas e ilusión de donde haga falta, que intentan cambiar las cosas desde dentro. No me gustaría que se entendiera mi reflexión como una crítica a los maestros, ni los colegios que hacen lo que pueden con la que está cayendo, ni hacia los padres que deciden escolarizar porque piensan que es lo mejor para su familia o no teniéndolo claro lo hacen porque como todos sabemos la conciliación en este país es inexistente, ni los que escolarizan en un colegio lejano porque allí sus hijos van a estar mejor o sin tenerlo claro escolarizan porque quieren conservar la plaza. No es una crítica hacía ningún padre, ni mucho menos ningún maestro. Jamás lo haría. Es quizás una crítica hacia el sistema educativo en general, obsoleto y clasista, pero sobre todo es mi opinión personal, que no tiene porque ser coincidente con la de los demás.

Sólo pido tolerancia y respeto, al menos en este blog que es mi casa, donde os abro las puertas de mi vida y mi corazón. Sólo pido que repensemos las opiniones antes de lanzarlas al aire o como dice la canción “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio no lo vayas a decir”. Ahora sí, en este post, es el momento de hacer debate, me encantará que lo hagamos, desde el respeto. Habrá moderación de comentarios si no es así.

«Tocar al niño es tocar el punto más delicado y vital, donde todo puede decidirse y renovarse, donde todo está lleno de vida, donde se hallan encerrados los secretos del alma, por ahí se elabora la educación del hombre del mañana.»

*Todas las citas son de Maria Montessori.

Y me despido recordando las 10 cosas que vamos a aprender este año y deseándoos una feliz año lleno de aprendizajes, dentro y fuera de casa.

¡Espera un momentito!

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