El otro día veía a Lola pintar y de repente, me miró ella a mí, la escena distaba mucho de ser idílica, los platos de la comida seguían en la encimera (se nos olvidó poner el lavavajillas anterior), el suelo estaba lleno de papelitos porque se pusieron creativas recortando, Lola en vez de sentada estaba subida encima de la mesa y “los niños no se suben a las mesas”. A ratos se le olvidaba que le había puesto un folio para no manchar la mesa y había algunas manchas sobre ella. Ah y tenía todo el cuerpo lleno de rotu, una trenza falsa de coleta, no llevaba ropa y llevaba un gorro de lana, porque ella elige lo que quiere (o no) ponerse XD Y morretes de chocolate que me había robado, ¿compatimos mami?
Cualquier observador desde fuera quizás pensaba que menudo caos ( o peor) pero yo solo podía disfrutar de mi tetera y el silencio, mientras veía la belleza que había en su carita de concentración y en la belleza de esos ratitos de presencia plena en los que se convierte en hija única mientras sus hermanas no están.
Y de repente me miró, le dije “te quiero Lola”, me dijo “te quiero mami” y nuestras miradas se cruzaron.
Y empezó a reírse. Una risa que le nacía de la tripa, una risa que es su esencia, una risa que viene directamente del corazón.
Y me dijo “mamá, me veo en tus ojos”
Y sin parar de reírse empezó a pintar.
Yo me quedé inmóvil, pensando en la belleza del momento y teniendo muy presente que al final lo que nos queda es la belleza de lo cotidiano.
Me veo en tus ojos.
Una verdadera analogía de lo que proyectamos sin querer en nuestros peques, una analogía de lo que introyectaron en nosotros, una analogía del poder de la sanación cuando vuelves a VERTE en tus propios ojos.
Me pareció increíblemente hermoso, que cuando se ve en mis ojos Lola solo encuentre pura y cruda alegría. Porque eso es lo que siento al ser su madre. Lola me ha pillado más cansada y más liada, pero también más consciente y más en paz, con menos exigencia, con más trabajo personal, con menos culpa y con más presencia. Sobre todo eso, menos tiempo, si, pero más prESENCIA (continuará en nl)
Para mi Montessori = presencia y autonomía, no material…
¿y para ti?
Una bonita escena, que seguro que perdurará en la mente muchos años… esos momentos son los mejores y no se olvidan..
La educación emocional es el pilar fundamental sobre el que construir la personalidad de nuestros pequeños/as. No hay que desdeñar para nada momentos como los que comentas Beatriz. Maravillosos y que ayudarán a nuestros hijos/as a ser las personas que los padres deseamos. ¡Enhorabuena por la info que compartes!