Para celebrar mi cumple, MachoAlfa me llevó a Segovia. Siempre hacemos una escapadita para celebrarlo porque soy de esas petardas de «no quiero ningún regalo, tengo de todo», jiji, y como sabe que desde que nacieron las niñas hemos viajado poco,  todos los septiembres me regala una escapadita. Como se acercan puentes, he decidido mostraros este precioso destino y voy a empezar por las Hoces del Duratón, que es un sitio estupendo para ir con niños en otoño. Cerquita de Madrid y con un paísaje espectacular.

En el Parque Natural de las Hoces del Duratón se pueden hacer numerosas actividades de multiaventura, pero nosotros simplemente decidimos visitar la Ermita de San Frutos, desde donde tenemos una panorámica de las hoces y la fauna del lugar que es impagable.

El camino es sencillo para ir con niños, había familias hasta con carritos,  el trayecto es muy cortito (poco más de 1 km) y con un leve desnivel. En ningún momento nos invadió la sensación de cansancio porque el paisaje es tan impresionante que quita el sentido.

Como veis, Emma no tenía muchas ganas de andar (siempre se duerme en el coche :P), y, como veis también, con las prisas de salir de Madrid, se nos olvidaron las mochilas de porteo. No obstante, la ruta es tan sencillita (seguir prácticamente una línea recta) que incluso puede hacerse con una tigri en brazos.

La ermita es pequeña pero muy bonita, y, aunque parte del exterior está en ruinas, el interior está bien conservado y todavía hoy se utiliza para determinados oficios religiosos. Para que os hagáis una idea, se veía arroz de una boda, lo que nos llevó a pensar cómo habían llegado los invitados y los novios (con locas teorías de Abril al respecto XD) Es más, se dice que si das tres vueltas gateando a través de un estrecho pasadizo bajo el altar, previenes una hernia o se alivian tus dolores si la padeces. Esto último no tiene pinta de ser muy científico, pero puede que la postura que tengas que adoptar para poder pasar tenga una utilidad similar a la os comento.

Es espectacular poder apreciar todas las características arquitectónicas propias del Románico tan bien conservadas. Es una lástima que estuviera cerrada y no pudieramos ver el interior salvo por un pequeño ventanuco situado en la puerta de acceso.

 

Las niñas estuvieron un buen rato jugando en las ruinas a que eran Rapunzel y Madre, jiji. Da gusto ver como aprovechan la mínima ocasión para dar rienda suelta a su imaginación y adaptar la realidad a sus juegos.

Macho Alfa, como buen profe de Geo, les explico a las niñas que una hoz era un valle estrecho que se iba formando siguiendo el cauce de un río.

Algo que merece mucho la pena es el mirador que hay a medio camino, pero, aunque hay que desviarse unos metros, mirad las fotos y juzgad si no es necesario un alto en el camino para admirar las vistas y tener una panorámica del lugar y de la ermita inmejorable.

 

 

 

Como véis nos hizo un tiempo estupendo, fue un día precioso 🙂

Y vimos muchas rapaces, algunas pasando increíblemente cerca nuesta, para espanto de Emmita, jiji.

Para entrar a las Hoces, pasamos por Sepúlveda, que es un sitio precioso, que además cuenta con el centro de interpretación del Parque Natural.

Y también cerquita está Pedraza, otro pueblo precioso, como paralizado en el tiempo que bien merece una visita

 

 

Tenéis más información sobre el parque en este enlace.

 

¿Os animáis a visitar Segovia y su provincia en los puentes que vienen? ¿Conocéis más sitios chulos cerquita?

Os espero en los comentarios ::

Muy feliz fin de semana