Cómo resolver conflictos desde el respecto con peque…
y no tan peques…
¿Cómo hago para que mi hijo no haga x? ¿Cómo puedo hacer para que en mi casa no suceda y? ¿lo probé – una vez- y no funciona, mi hijo me sigue retando, ¿qué hago para que no insulte? ¿validar emociones no funciona con mi hija….?
Lo importante no es la herramienta, lo importante es la intención.
Podemos entrar en luchas de poder o venganza, y en el fondo esto es solo lo que hay encima de la punta del iceberg.
Hace unos días hablábamos de ira («rabietas») y nos preguntaban por otras edades. Cuando crecen siguen necesitando víncularse y sentirse seguros, siguen necesitando autonomía y libertad. Necesitan poner en práctica todas la tendencias humanas, necesitan explorar, necesitan satisfacer sus necesidades, que a menudo van a chocar con las nuestras.
Cuando estamos tranquilos y en calma, vamos a poder su comportamiento como un intento de satisfacer una necesidad.
Cuando estamos en modo supervivencia, con el cerebro destapado, en el orgullo y la ira (los grandes defectos del educar según MM), viviendo a través de nuestro sistema de creencias y en definitiva desconectados del momento presente, no vamos a poder ver que podemos hacer otra cosa que no sea reaccionar.
Por eso criar de forma más consciente empieza por darte cuenta de todo lo que se está moviendo, parar, hacer una pausa, respirar, hacerte cargo de tu parte, responsabilizar, reparar si es necesario y buscar soluciones. Igual pasa también por decir que No afuera y que si adentro.
De todo esto hablamos en nuestro libro Educar en conexión, que ya está llegando a un porrón de familias y nos llena de felicidad.
«Los niños no nos provocan. Desean vincularse a nosotros todo el tiempo y con su comportamiento tan solo nos están haciendo saber que tienen un problema sin resolver, que se sienten desalentados y que necesitan moverse a la acción para volver a conectar con nosotros.
O quizás ni siquiera sean disruptivos, sino un desfase entre su desarrollo normal y nuestra expectativa adulta. Si entendemos qué puede haber detrás de ese comportamiento, el cual viene debido a una creencia errónea por parte del niño, nos será más fácil subsanarlo buscando conexión y significado. Si usamos métodos como elcastigo o el refuerzo, tan solo lograremos erradicar la conducta —a corto plazo—, pero la creencia y la desazón que lleva en su interior permanecerá.
Nuestra tarea es ayudar a los pequeños a largo plazo, darles la posibilidad de desarrollar su autoestima y las habilidades sociales que les permitan ser miembros activos de nuestra familia y nuestra sociedad. Sin embargo, al desconocer las creencias que operan en el comportamiento de los niños, estamos provocando nuevos problemas de conducta. No estamos aquí para sentirnos culpables, sino para mejorar como educadores, ser conscientes de nuestra responsabilidad en su desarrollo y ofrecerles la mejor versión de nosotros mismos.
El comportamiento que desde nuestro prisma adulto etiquetamos en los niños tiene a veces más que ver con su desarrollo emocional, físico, cognitivo y con lo que nosotros consideramos una conducta adecuada a la edad del niño.
Por ejemplo, podemos creer que un niño de 2/3 años debe estar sentado en un restaurante, callado y sin moverse, mientras los adultos mantienen una larga y animada conversación en la que se le ignora. Pero realmente no es un comportamiento esperable para un niño tan pequeño»
De nuestro libro «Educar en conexión»
Ante cualquier situación que tengamos con nuestros peques, me parece importante parar un momento para darnos cuenta de la energía que estamos mandando a esa preciosa cabecita, no solo porque nos «espejamos», sino porque al hacernos cargo de cuál es nuestra parte, el niño/a se libera para ser realmente quien ha venido a ser.
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El otro día hablé de esto en @lusatnam (en su igtv está, te lo adjunto)
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La verdad es que el equilibrio es muy importante, muchas veces no confiamos y nos sorprender con sus habilidades y madurez desde pequeños..