Hoy hablamos de la expresión de la ira en los niños y niñas (y de la nuestra)
Rabietas, ¿qué hacer?
Hace un par de semanas se me ocurrió decir que Lola no tenía muchas rabietas, Abril se giró, volteo los ojos y me miró fijamente XD
Y entonces lo pensé, y claro que tiene, en el sentido tradicional de la palabra , es tremenda. Todo tiene que ser a su forma y al ser la cuarta nena se hace, digamos, oír XD
Pero ni siquiera había caído en que eran rabietas, está enfadada, está frustrada, está triste… No las había calificado de rabietas.
Y entonces pensé, ¿por qué?
Y es porque yo estoy en paz con mi rabia.
Como estoy en paz con mi rabia, soy capaz de acompañar y aceptar su ira.
Ese es el único «truco», el autoconocimiento que nos permite sanar.
Y el autocuidado, porque si no te cuidas, si tu cerebro está en modo supervivencia, vas a ver al niño/a que sufre como una amenaza, en vez de interpretar su grito y su llanto como una petición de ayuda.
Por eso puedo validar, escuchar, sostener su emoción, conectar antes de redirigir hacia lo que si es seguro que haga, proteger, observar, empatizar y aislarnos de lo que pase fuera de la burbuja que formamos en ese momento, donde nos rebotan las miradas y los juicios que vienen de fuera.
Hay otras cosas que podemos hacer antes, durante y después y creo que se pueden resumir en CONEXIÓN :)
¿Pero y la palabra?
La palabra me da dentera y me crispa. La rabia es una emoción legítima, tengas la edad que tengas. La de Lola la llevamos bien ahora mismo, pero no siempre fue así…
Me recuerdo a mí misma a punto de echarme a llorar ante la explosión de rabia de mi hija mayor y enfadarme por cosas que no podía controlar como que los niños son niños y así tienen que ser.
Me recuerdo exhausta pensando cómo podía pegar/morder/empujar con todo el amor que le estábamos dando (¿de dónde salía?).
Me recuerdo perdiendo el tiempo y la energía pensando en que estaría haciendo mal y si acabaríamos mal por no castigar tal y como vaticinaban los extraños.
Y si hoy lamento algo es la energía que perdí en esos pensamientos, sus rabietas nos remueven sentimientos y hay que validarlos, los suyos y los nuestros, y ya.
Darle la importancia justa y no perder mucho el tiempo, porque el tiempo se nos escapa de los dedos.
Un suspiro y gatean, otro suspiro y hablan, otro suspiro y leen, otro suspiro y te argumentan tus errores.
Y así es como tiene que ser. De esa bebé que me volvía loca poco queda ya, es una niña maravillosa (como todos los peques) que me ayuda siempre a ser mi mejor versión, a reconocer mis contradicciones, a amar mis miedos y a aceptar -perdonarme- mis errores.
Lo mismo que hacía con dos años y yo no sabía/podía ver.
Hoy solo puedo decirte que, si estás en esa fase, relativiza. Todo está bien. Mañana sale el sol. Mañana será otro día.
Mañana tienes otra oportunidad de amar sin condiciones.
Mañana tienes otro día para intentar luchar contra el tiempo que se nos escapa entre los dedos.
Sobre la rabia en los peques escribió un ebook del Bundle mi compi Raquel @educatnos, hicimos un directo hace semanas que estoy segura que te va a encantar.
Y si quieres bichear que nuevos libros incluye el bundle, tienes el link en el perfil, el lunes que viene termina y ya no habrá segundas vueltas.
Al contrario que con tus peques, que tienes todas las oportunidades del mundo, de reparar y construir la relación que siempre has querido tener.
¿Qué mensaje de esperanza le darías a tu yo del pasado en esta situación? Os leo
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